Ausencia del Secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, en Cumbre de la OTAN en Bruselas en Pleno Impulso de Iniciativas de Paz para Ucrania

La inasistencia del Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, a la próxima reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN en Bruselas, programada para el miércoles 3 de diciembre de 2025, está generando considerable expectación. Este evento se produce en un momento álgido de las gestiones diplomáticas destinadas a encontrar una solución al conflicto en Ucrania. La cumbre, presidida por el Secretario General Mark Rutte, tenía como puntos centrales la discusión sobre el apoyo continuado a Kiev y los preparativos para la trascendental Cumbre de la OTAN que se celebrará en Ankara en julio de 2026.

La representación estadounidense en este encuentro crucial recaerá en el Subsecretario de Estado, Christopher Landau, quien asumió su cargo el 25 de marzo de 2025 y realizará su viaje entre el 2 y el 3 de diciembre. Un portavoz del Departamento de Estado confirmó que Rubio, quien ocupa el puesto 72 como Secretario de Estado desde enero de 2025, no podrá asistir. Se argumentó que sería poco realista esperar su presencia en cada una de las convocatorias. Cabe destacar que Rubio también ejerce las funciones de Asesor Adjunto de Seguridad Nacional.

Esta decisión se materializa justo cuando la administración del presidente Donald Trump está impulsando con vigor su propia hoja de ruta para poner fin a la guerra. Esto incluye el recientemente revelado borrador de plan de paz de 28 puntos. Dicho plan, concebido inicialmente con la colaboración del enviado especial de EE. UU., Steve Witkoff, y el negociador ruso Kirill Dmitriev, había provocado inquietud en Kiev y entre los aliados europeos. Esto se debió a cláusulas como la renuncia a la adhesión de Ucrania a la OTAN y la exigencia de limitar sus Fuerzas Armadas a un máximo de 600.000 efectivos.

Posteriormente, tras intensas negociaciones en Ginebra entre Rubio y el exjefe del equipo negociador ucraniano, Andriy Yermak, el documento fue ajustado a 19 puntos. No obstante, los aspectos más espinosos, como la cesión de territorios y las futuras salvaguardias de seguridad, quedaron pendientes de la decisión final de los líderes. Este contexto subraya la delicadeza de las conversaciones en curso.

La ausencia del máximo responsable de la diplomacia estadounidense en una reunión ministerial tan significativa, donde se coordina el respaldo a Ucrania, inevitablemente suscita preocupación entre los socios de la Alianza. Oana Lungescu, ex portavoz de la OTAN, comentó que tal omisión podría enviar un «mensaje equivocado» en medio de negociaciones tan sensibles. A pesar de esto, el Secretario Rubio había reafirmado previamente el compromiso de la administración Trump con la Alianza, enfatizando que la viabilidad de la OTAN depende del incremento del gasto en defensa por parte de los socios, idealmente hasta el 5% del PIB.

El Subsecretario Landau, quien sirvió como embajador de EE. UU. en México entre 2019 y 2021, también es conocido por sus declaraciones sobre la necesidad de la OTAN, lo cual añade perspectiva a la situación actual. El propósito de la junta ministerial en Bruselas el 3 de diciembre de 2025 es evaluar los avances logrados desde la cumbre de La Haya en junio y comenzar la planificación para la próxima reunión de líderes de la OTAN, que tendrá lugar los días 7 y 8 de julio de 2026 en Ankara, Turquía. Dicha cumbre en Ankara, la segunda para Turquía después de la de 2004, se centrará en fortalecer las capacidades defensivas, la ciberseguridad y la cooperación transatlántica, además de revisar los compromisos de inversión en defensa.

Mientras que los principales miembros europeos de la OTAN —como Alemania, Francia e Italia— habían manifestado reservas sobre las estipulaciones iniciales del plan de paz, Rubio se ha mantenido muy activo en los esfuerzos diplomáticos. Su objetivo es alcanzar un acuerdo, a pesar de las diferencias persistentes sobre la cesión de terrenos ucranianos y la naturaleza de las garantías de seguridad futuras. Las piedras angulares del desacuerdo en las negociaciones siguen siendo las mismas, lo que pone de relieve la complejidad del momento actual para la unidad transatlántica.