La Lectura Juvenil se Transforma en la Era Digital, Desafiando la Percepción Adulta

La noción persistente de que la juventud ha abandonado la lectura enfrenta un desafío significativo, sugiriendo que la verdadera problemática reside en una crisis de reconocimiento y no en una escasez de interés lector. Investigaciones recientes, como las desarrolladas por Cuesta en 2021 y Echarri en 2025, documentan una participación juvenil dinámica en ecosistemas literarios digitales. Plataformas como Wattpad y Goodreads son escenarios donde los jóvenes no solo consumen, sino que activamente escriben, debaten y critican obras, evidenciando un compromiso profundo con la narrativa contemporánea. Este contexto subraya que la lectura ha mutado, adaptándose a las nuevas tecnologías y formatos.

Las tendencias confirman una expansión notable en géneros predilectos de la audiencia joven, con un auge particular en la literatura de romance y fantasía, fenómenos catalizados por la interacción social en plataformas como BookTok. Creadores de contenido, conocidos como *booktokers*, utilizan el formato de video corto y dinámico de TikTok para generar recomendaciones virales, revitalizando obras antiguas y lanzando nuevos *bestsellers*. Esta actividad comunitaria, que acumula miles de millones de visualizaciones, demuestra que la lectura se ha convertido en una experiencia más colectiva y lúdica, como señaló Javier Martínez, Director General de Promoción del Libro, Bibliotecas y la Cultura, al explicar que lo que cambió fueron las formas de vincularse con los libros, no el interés intrínseco.

La desconexión generacional se manifiesta en la dificultad de los adultos para validar estas prácticas, ya que la lectura ocurre a través de pantallas en una variedad de soportes, incluyendo novelas digitales, manga y fanfiction, formatos que a menudo son desestimados como literatura no seria. Este sesgo se refleja en la oposición a los textos escolares obligatorios, que, según Echarri (2025), rara vez es un rechazo a la lectura en sí, sino una resistencia a contenidos que no resuenan con los intereses actuales de la juventud. El conflicto central es la devaluación adulta de las elecciones lectoras populares, ignorando el poder cultural que estas nuevas narrativas ejercen.

Las estadísticas refuerzan la vitalidad lectora juvenil en el ámbito hispanohablante. En España, el Barómetro de Hábitos de la Lectura y Compra de Libros en España 2024, presentado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), reveló que el 75.3% de la población entre 14 y 24 años lee por ocio en 2024, posicionándolos como el grupo más ávido. Paralelamente, en México, el INEGI registró un rebote lector en su informe MOLEC 2025, donde el grupo de 12 a 24 años lidera el consumo digital con un 89.1% de lectores, confirmando que la juventud es el motor del consumo lector digital en el país.

Ante este panorama, los enfoques educativos progresistas abogan por integrar y validar las prácticas lectoras contemporáneas. Un ejemplo concreto de esta validación cultural es el LITERAL 2025 Festival Internacional de Literatura Juvenil en Buenos Aires, organizado por el Ministerio de Cultura de la Ciudad y la Cátedra Vargas Llosa. Este evento, celebrado el 8 y 9 de noviembre en la Biblioteca Parque de la Estación, reunió a referentes internacionales como las españolas Iria y Selene, y las mexicanas Raiza Revelles y Claudia Ramírez, para celebrar la expansión de la literatura juvenil más allá de los cánones establecidos. La ministra de Cultura de Buenos Aires, Gabriela Ricardes, destacó que el festival celebra a una nueva generación de creadores y lectores que transforman la lectura en una experiencia compartida, alineándose con la evidencia de que el interés por los libros se ha mantenido, pero las modalidades de acceso han evolucionado hacia lo digital y lo social.