Protocolos Caseros con Bicarbonato y Vinagre Buscan Reducir Residuos Químicos en Alimentos Frescos
Editado por: Olga Samsonova
La bioquímica Astrid Armengol promueve un protocolo de limpieza riguroso para frutas, diseñado para eliminar contaminantes invisibles como residuos de pesticidas, esporas de moho y huevos de insectos. Esta iniciativa se enmarca en una creciente atención global hacia la salud digestiva y el equilibrio del microbioma intestinal, un campo de estudio que está redefiniendo la comprensión de la nutrición y el bienestar sistémico.
La investigadora Yolanda Sanz, del CSIC, ha señalado que el microbioma intestinal funciona como un intermediario esencial entre la dieta y la salud, modulando el metabolismo, el sistema inmunitario y el nervioso. El método impulsado por Armengol se basa en el uso de ingredientes domésticos comunes: bicarbonato de sodio y vinagre de vino blanco, con el objetivo de neutralizar hasta un 98% de los tóxicos superficiales.
Estudios científicos han indicado que la inmersión de productos en una solución alcalina de bicarbonato de sodio durante 12 a 15 minutos puede lograr una eficacia de hasta el 99% en la remoción de pesticidas, debido a la acción química del compuesto. Esta técnica es particularmente relevante para alimentos cuya piel no se retira, como fresas o uvas, facilitando un consumo más seguro. El vinagre blanco también se recomienda, frecuentemente en una proporción de una parte por tres de agua para un remojo de 10 a 15 minutos, para ayudar a disolver ciertos pesticidas y bacterias.
La persistencia de agroquímicos en la cadena alimentaria es una preocupación documentada; por ejemplo, el glifosato, un herbicida de uso extendido, ha sido asociado en algunos países con problemas de salud. Ante esto, agencias reguladoras como la FDA y la EPA en Estados Unidos establecen límites de tolerancia para los residuos permitidos, buscando una "certeza razonable de ningún daño". Sin embargo, la implementación de métodos caseros eficaces, que superan el simple enjuague con agua corriente —insuficiente para insecticidas resistentes a la lluvia—, se consolida como una práctica fundamental para el consumidor informado.
Aunque la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) no clasifica el bicarbonato de sodio como desinfectante por sí mismo, sí contribuye a crear un medio con un pH que puede ser desfavorable para el desarrollo microbiano. Investigaciones comparativas han demostrado que la inmersión de 15 minutos en agua con bicarbonato, idealmente con un cepillado mecánico suave, representa el sistema más efectivo para arrastrar fungicidas e insecticidas comunes, como el fosmet. Es importante notar que la Aesan aconseja lavar incluso los alimentos que serán pelados para prevenir la transferencia de contaminantes al cuchillo.
La importancia de estas prácticas de higiene se magnifica al considerar el impacto del microbioma intestinal en la salud general. Dietas desequilibradas, como aquellas muy bajas en carbohidratos y altas en proteínas animales, se han vinculado a alteraciones en la diversidad bacteriana, como el aumento de géneros como Bacteroides y mayor inflamación intestinal. Por el contrario, el consumo de frutas, verduras y legumbres favorece la diversidad y estabilidad del microbioma. Asegurar la pureza de estos vegetales integrales, fuente de fitoquímicos transformados por la microbiota, constituye un paso proactivo en la gestión de la salud a largo plazo, alineándose con estrategias nutricionales más precisas.
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Fuentes
Executive Digest - A leitura indispensável para executivos
Executive Digest
UAI
Diário do Estado
O Antagonista
Itatiaia
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