Primer Aniversario del Derrocamiento de Al-Assad: Retorno de Refugiados y Violencia Sectaria en Siria

Siria conmemora el 8 de diciembre de 2025 el primer aniversario del colapso del régimen de Bashar al-Assad, evento que puso fin a catorce años de una guerra civil iniciada en 2011. La efeméride se enmarca en un periodo de dualidad, marcado por la celebración del cese de las líneas de frente y la confrontación con desafíos persistentes de gobernanza y seguridad interna.

La ofensiva relámpago, liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) a finales de noviembre de 2024, provocó la caída rápida de centros clave como Alepo, Hama y Homs, culminando con la toma de Damasco. El exmandatario, Bashar al-Assad, fue evacuado por fuerzas rusas y reside actualmente en Moscú, concluyendo un reinado de casi veinticinco años de la dinastía Al-Assad. El nuevo liderazgo se formalizó con el nombramiento del presidente interino Ahmed al-Sharaa, exlíder de HTS, el 29 de enero de 2025, marcando el inicio de la era post-Assad. El gobierno interino, establecido formalmente el 29 de marzo de 2025, se ha centrado en la consolidación de la estabilidad y la reconstrucción, aunque críticos señalan lentitud en los procesos de justicia transicional.

Un indicador positivo de la transición es el significativo retorno de la población desplazada. Se estima que, desde el derrocamiento, aproximadamente 1.2 millones de refugiados y 1.9 millones de desplazados internos han regresado a sus lugares de origen. Específicamente, más de 410.000 refugiados han vuelto desde Turquía desde el 8 de diciembre de 2024, y cerca de 400.000 han retornado desde el Líbano en lo que va de 2025. Este influjo contribuye al crecimiento económico, según el gobernador del banco central, si bien el país sigue requiriendo ayuda humanitaria para 16.5 millones de personas en 2025.

No obstante, la estabilidad es frágil y está amenazada por la violencia sectaria persistente. Se han documentado masacres con componente confesional, incluyendo ataques contra civiles alauitas en marzo de 2025 y contra la comunidad drusa en julio de 2025, sumando más de 3.400 muertes relacionadas con esta violencia desde la caída de Al-Assad. Analistas, como Nanar Hawach del ICG, advierten que la sostenibilidad de la rehabilitación internacional del nuevo liderazgo depende de la seguridad ciudadana. La concentración de poder en el presidente interino, designado por un periodo de hasta cinco años antes de nuevas elecciones, también genera críticas, ya que la Constitución de transición no refleja completamente la diversidad del país.

En el ámbito internacional, se observa un cambio significativo, ejemplificado por la reunión de Al-Sharaa con el presidente estadounidense Donald Trump en noviembre de 2025, lo que coincidió con el alivio de ciertas sanciones europeas y estadounidenses bajo condiciones estrictas de protección de minorías. A pesar de estos avances diplomáticos, la seguridad sigue siendo un reto inmediato, evidenciado por la incursión de Israel en el conflicto en apoyo a la minoría drusa frente a enfrentamientos con clanes beduinos en la provincia de Sweida. La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Siria de la ONU ha reconocido las medidas iniciales, pero ha lamentado que la violencia intercomunitaria haya provocado nuevos desplazamientos, poniendo a prueba la capacidad del Gobierno de Transición Sirio, formado el 29 de marzo de 2025, para fomentar la cohesión nacional.