Equipo de Meghan Markle Desmiente Acusaciones de Apropiación Indebida del Vestido de $1695

Los representantes de la Duquesa de Sussex, Meghan Markle, han emitido una refutación contundente contra las recientes alegaciones que circulan sobre el vestido esmeralda Galvan Ushuaia. Medios como Page Six y diversas plataformas de redes sociales han difundido la versión de que esta prenda, valorada en $1695, se “extravió” tras una sesión fotográfica para la portada de la revista Variety en 2022, sugiriendo que Meghan se lo quedó sin la debida autorización. El equipo de Markle ha calificado estas acusaciones, que resurgieron a finales de 2025, como “extremadamente difamatorias”. Aseguran que el vestido fue devuelto o retenido en total transparencia y acuerdo con los estilistas involucrados.

El resurgimiento de esta controversia se produjo después de que la Duquesa apareciera luciendo exactamente el mismo atuendo en material promocional para su especial navideño de Netflix, titulado “Con cariño, Meghan: Una celebración”. Observadores atentos en redes sociales y varias publicaciones de moda, entre ellas Page Six, notaron el uso repetido de la pieza, lo que desencadenó afirmaciones periodísticas de que los diseñadores no habían recuperado el vestido tras la sesión de fotos inicial.

Las insinuaciones sobre la retención no autorizada de prendas de diseño no son nuevas. Estas alegaciones surgieron por primera vez en 2024, cuando la periodista Vanessa Grignani mencionó en el pódcast Heretics una “práctica habitual” de la Duquesa de quedarse con ropa después de sesiones comerciales. Grignani expresó su perplejidad ante el hecho de que alguien que reside en una mansión valorada en más de 15 millones de dólares en Montecito mostrara interés en artículos que podría adquirir fácilmente. Se ha alegado que incidentes similares han ocurrido antes, citando, por ejemplo, un conjunto de tweed de Chanel valorado en $8,000 tras una entrevista para The Cut.

En respuesta a esta oleada de especulaciones, un portavoz oficial de Meghan Markle declaró categóricamente a la publicación People el 25 de noviembre que cualquier sugerencia de que las prendas fueron tomadas sin el conocimiento de los estilistas o sus equipos es falsa. La declaración oficial sostiene que todos los artículos que quedaron en custodia fueron entregados “con total transparencia y conforme a los acuerdos establecidos”. Esto contradice directamente los rumores de que el vestido Galvan fue retenido sin consentimiento previo.

Fuentes cercanas a la industria señalan que, en ocasiones, las figuras públicas conservan la ropa para evitar su reventa o subasta no autorizada, un escenario que ha afectado a otros miembros de la familia real en el pasado. Durante su etapa activa como miembro de la realeza, Meghan, según las normativas, no podía aceptar regalos, y su vestuario era financiado inicialmente por ella misma y posteriormente por el Príncipe Carlos. Por lo tanto, el equipo de la Duquesa insiste en que todas sus acciones se alinearon con los términos contractuales, a pesar del debate público persistente sobre los límites entre el estilo personal y los artículos prestados para fines laborales.