La Cometa Interestelar 3I/ATLAS y su Encuentro Preciso con la Esfera de Influencia de Júpiter en Marzo de 2026 Intensifican el Debate sobre su Origen Tecnológico

El objeto interestelar 3I/ATLAS, el tercer visitante confirmado proveniente de más allá de nuestro Sistema Solar después de 'Oumuamua y 2I/Borisov, está a punto de realizar un sobrevuelo excepcionalmente preciso de Júpiter. Este encuentro, programado para el 16 de marzo de 2026, está capturando la atención de la comunidad astronómica. La razón principal es que la distancia mínima prevista de aproximación coincide casi a la perfección con el límite de la influencia gravitacional de Júpiter: su radio de Hill. Este cuerpo celeste fue detectado el 1 de julio de 2025 por el sistema de telescopios ATLAS, y su trayectoria hiperbólica, que implica una velocidad aproximada de 61 km/s, confirmó su origen extrasolar.

Un elemento crucial que subraya esta precisión es la aceleración no gravitacional que el cometa experimentó tras pasar por su perihelio el 29 de octubre de 2025. Según los datos proporcionados por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, esta aceleración se estimó en unos 5 × 10^-7 unidades astronómicas por día al cuadrado. El astrofísico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, ha planteado la hipótesis de que dicha aceleración podría haber sido una corrección de rumbo intencional, necesaria para alcanzar la zona crítica de Júpiter. Los cálculos realizados con el código Horizons del JPL indican que la distancia mínima pronosticada de acercamiento es de 53,445 millones de kilómetros, con un margen de error de solo +/- 0,06 millones de kilómetros. Este valor se alinea casi exactamente con el radio de Hill calculado para Júpiter en esa fecha, que se sitúa en torno a los 53,502 millones de kilómetros, lo que representa una coincidencia estadística extraordinaria, del orden de una parte en 26,000, considerando la órbita joviana.

La esfera de Hill define el volumen donde la gravedad de un planeta supera las fuerzas de marea ejercidas por su estrella central, el Sol, permitiendo así que el planeta retenga sus satélites naturales. Si 3I/ATLAS logra alcanzar el borde de esta esfera, podría interpretarse como una maniobra deliberada para liberar artefactos en los puntos de Lagrange L1 o L2, situados en el límite de la influencia gravitatoria de Júpiter. Para que un objeto a esa velocidad (65,9 km/s) fuera capturado, requeriría una desaceleración equivalente a la velocidad de escape de 2,2 km/s. El interés en Júpiter como destino para una posible sonda extraterrestre se intensifica, y el hallazgo de satélites tecnológicamente avanzados en su sistema, no lanzados por agencias terrestres, podría servir como una confirmación indirecta de esta teoría.

Las labores de observación del cometa continúan sin descanso. La información utilizada para predecir su trayectoria, incluyendo esa aceleración no gravitacional, ha sido recopilada, en parte, gracias a instrumentos de la Agencia Espacial Europea, como el ExoMars Trace Gas Orbiter. Por su parte, la NASA ha movilizado hasta 12 de sus activos, incluyendo el rover Perseverance y la nave Mars Reconnaissance Orbiter, con el fin de obtener imágenes detalladas. Las autoridades oficiales, entre ellas el subdirector de la NASA, Amit Kshatriya, insisten en que todas las características observadas apuntan inequívocamente a que 3I/ATLAS es un cometa de origen natural, a pesar de las especulaciones que circulan. Es posible que la sonda Juno de la NASA, actualmente orbitando Júpiter, pueda ser empleada para estudiar el objeto más de cerca durante el punto de máxima aproximación en marzo de 2026. Según las proyecciones actuales, el cometa abandonará el Sistema Solar a principios de la década de 2030, dirigiéndose hacia la constelación de Géminis.