Siete granos de polvo lunar de Chang'e-6 sugieren el aporte de agua al Sistema Solar primitivo
Editado por: Svetlana Velgush
La misión Chang'e-6, que concluyó con éxito su regreso a la Tierra en junio de 2024, ha puesto a disposición de la comunidad científica material que podría reescribir nuestra comprensión de la historia temprana del Sistema Solar. Tras examinar más de 5000 fragmentos de regolito lunar recolectados en la cuenca Aitken del Polo Sur (SPA), un equipo de investigadores de la Academia China de Ciencias (CAS) logró identificar siete granos microscópicos que no eran de origen lunar. Estas diminutas partículas fueron clasificadas como condritas carbonáceas tipo CI, según se detalló en publicaciones programadas para octubre de 2025.
Un grupo de investigación liderado por los geoquímicos JingTuan Wang y Zhiming Chen empleó técnicas analíticas de vanguardia para confirmar la naturaleza extraterrestre de estos restos. Entre los métodos utilizados se encontraban la microscopía electrónica y la espectrometría de masas. El análisis químico e isotópico, específicamente las firmas de oxígeno-silicio y las proporciones de isótopos de hierro, demostraron de manera concluyente que estos fragmentos coincidían con los condritos CI. Es bien sabido que estos meteoritos se caracterizan por su alto contenido de volátiles, incluyendo agua, la cual puede representar hasta un 20% de su masa total en forma de minerales hidratados.
Las condritas CI constituyen una subsección sumamente escasa de los meteoritos, representando menos del uno por ciento de todos los meteoritos pedregosos recuperados en nuestro planeta. Su rareza se debe principalmente a su extrema fragilidad y al alto contenido de agua, factores que provocan su desintegración durante la entrada a la atmósfera terrestre. Por lo tanto, el hallazgo de estas partículas en el regolito del SPA —una de las estructuras de impacto más antiguas de la Luna, datada en unos 4.250 millones de años— adquiere una trascendencia fundamental. Los científicos de la CAS han llegado a la conclusión de que la Luna funcionó como un repositorio más eficaz para estos materiales volátiles que la Tierra, dado que estos vestigios microscópicos de condritas CI lograron sobrevivir a eventos de impacto de alta velocidad.
Este descubrimiento tiene profundas implicaciones para las ciencias planetarias. Las condritas CI son consideradas uno de los principales candidatos responsables de haber aportado agua y compuestos orgánicos a la Tierra y la Luna primitivas. La evidencia física de este bombardeo, ahora registrada en la Luna, corrobora directamente la teoría de que estos asteroides ricos en agua jugaron un papel crucial en la acreción y la posterior hidratación del interior del Sistema Solar. Además, la composición de estos fragmentos lunares muestra una afinidad notable con el material estudiado en las misiones Hayabusa2 y OSIRIS-REx, lo que refuerza el panorama general de la entrega temprana de volátiles.
La recolección de muestras en la cuenca Aitken del Polo Sur fue una decisión estratégica, ya que esta región, siendo la estructura más profunda y antigua de la Luna, probablemente actuó como una trampa natural para materiales extraterrestres ancestrales. El análisis realizado por la CAS también se alinea con otros hallazgos recientes, como la detección de microcristales de hematita y maghemita en las muestras de Chang'e-6, lo que reveló un mecanismo de oxidación lunar previamente desconocido, posiblemente vinculado a grandes impactos. De esta manera, la misión no solo validó hipótesis previas sobre la existencia de un océano de magma lunar, sino que también abrió una nueva vía de investigación centrada en el suministro de componentes primordiales, como el agua, a los planetas terrestres.
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Fuentes
Sciencepost
PNAS
Universe Today
ScienceAlert
PubMed
Global Times
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