Estrategias Nutricionales Estacionales para la Vitalidad en Invierno
Editado por: Olga Samsonova
La optimización nutricional durante el invierno se fundamenta en la ingesta de alimentos que alcanzan su madurez óptima en esta estación, asegurando así la máxima concentración de micronutrientes necesarios para el organismo. Este enfoque estacional promueve la sostenibilidad al reducir las cadenas de transporte y alinea la disponibilidad de nutrientes con las necesidades fisiológicas del cuerpo durante los meses fríos, cuando la exposición solar es menor y la susceptibilidad a infecciones puede aumentar.
La Dra. Lisa Young, dietista nutricionista registrada y profesora adjunta de nutrición en la Universidad de Nueva York, enfatiza que los productos cosechados en su temporada alta presentan el valor nutricional más elevado, incluyendo vitaminas, antioxidantes y minerales esenciales. Los cítricos son fundamentales en la dieta invernal; la naranja y la mandarina aportan cantidades significativas de Vitamina C, crucial para reforzar el sistema inmunológico frente a afecciones respiratorias comunes. Una naranja puede contener cerca de 53.2 mg/100g de Vitamina C, mientras que la mandarina ofrece aproximadamente 26.7 mg/100g. Estos frutos, cuyo pico de cosecha inicia en noviembre, también contienen flavonoides beneficiosos para la salud cardiovascular y un alto contenido acuoso, apoyando la hidratación, un factor que a menudo se descuida en climas fríos. Es recomendable consumirlos frescos, dado que el almacenamiento prolongado puede mermar su calidad nutricional y sabor, según la experta Suzanne Powell.
Complementando los cítricos, las verduras invernales como la calabaza, los puerros y las coles son necesarias para obtener fibra, Vitamina A y compuestos antioxidantes que fortalecen las defensas. La calabaza de invierno, rica en betacaroteno (precursor de la Vitamina A), se cosecha en otoño y es beneficiosa para la vista y la piel; una taza cocida aporta más de seis gramos de fibra con aproximadamente 80 calorías. Los puerros destacan por su aporte de Vitamina B9 (ácido fólico) y minerales como el potasio y el calcio. Las coles, que incluyen el brócoli y la col de Bruselas, son ricas en fibra y compuestos azufrados; se aconseja priorizar las hojas externas y más oscuras para maximizar la concentración vitamínica.
La gestión de la hidratación se mantiene como un factor crítico, independientemente de la temperatura. La recomendación mínima es ingerir unos seis vasos de agua diarios, equivalentes a dos litros. Para integrar este consumo de manera placentera, se sugiere recurrir a caldos y sopas, que combinan la ingesta de fluidos con nutrientes vegetales. El Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social señala que el agua contribuye a la regulación de la temperatura corporal y a la digestión. Es prudente limitar el contenido de sal en estas preparaciones, optando por caldos equilibrados, como un velouté de castañas o salmón con puerros salteados, para evitar la retención de líquidos.
Finalmente, la inclusión de grasas saludables es vital, recomendándose fuentes ricas en Omega-3 como el salmón y las sardinas, esenciales para la función cognitiva y el bienestar celular. La combinación de estos elementos —cítricos ricos en Vitamina C, verduras densas en fibra y Vitamina A, hidratación mediante caldos, y grasas Omega-3— permite configurar una estrategia dietética sólida. Esta planificación culinaria, que prioriza platos reconfortantes pero equilibrados, asegura el soporte nutricional necesario para mantener la resistencia inmunológica y la vitalidad durante el periodo invernal, adaptándose a las condiciones climáticas con recursos naturales y de temporada.
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Fuentes
France Bleu
Le Figaro
Doctissimo
SitMafgr
A F F L E C
Modes et travaux
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