La Agroecología de las Sociedades Amazónicas Ancestrales: Un Legado para el Mundo Contemporáneo

Editado por: An goldy

Los descubrimientos arqueológicos más recientes en la cuenca del Amazonas están reescribiendo la narrativa tradicional que veía esta vasta región como una selva virgen e inalterada. Las investigaciones actuales demuestran, de manera contundente, que este territorio fue moldeado y gestionado activamente por millones de sus habitantes a lo largo de milenios. Las antiguas civilizaciones amazónicas, cuya población pudo haber oscilado entre 8 y 10 millones de personas, fueron artífices fundamentales en la domesticación de cultivos de importancia global, tales como la yuca, el cacao y el azaí.

Estas poblaciones, cuya presencia se rastrea al menos desde hace 13.000 años, desarrollaron intrincados sistemas agroecológicos. Estos sistemas operaban bajo un principio de gradiente, equilibrando lo cultivado con lo silvestre. Este enfoque garantizaba una resiliencia ecológica y una biodiversidad notables, marcando una clara divergencia con los modelos agrícolas europeos convencionales. Su gestión del paisaje fue sofisticada y sostenible.

El testimonio material más significativo de esta labor ancestral reside en las Tierras Pretas de Índio (TPIs). Se trata de suelos antropogénicos de fertilidad excepcional que cubren extensiones considerables. Estas «tierras negras», formadas por la acumulación milenaria de carbón vegetal, restos de alimentos y desechos orgánicos, continúan siendo el sustento de varias comunidades indígenas actuales. Un ejemplo claro es el pueblo Tenharim, compuesto por 113 individuos en el territorio indígena Igarapé-Preto, que abarca 87.000 hectáreas.

Los Tenharim emplean estos sitios ancestrales de manera deliberada para cultivar maíz, un ingrediente esencial para la elaboración de su tradicional pamonha. Este uso específico asegura su autonomía alimentaria. A diferencia de los suelos tropicales comunes, que sufren una rápida lixiviación de nutrientes, las TPIs mantienen una alta productividad a lo largo de los siglos, demostrando una ingeniería del suelo avanzada.

Un avance tecnológico clave, específicamente el escaneo LiDAR (Light Detection and Ranging) integrado en el proyecto «Amazônia Revelada», coordinado por el arqueólogo Eduardo Neves del MAE-USP, está permitiendo la localización de megaestructuras ocultas bajo el dosel forestal. Esta técnica, que utiliza pulsos láser para generar modelos tridimensionales precisos del terreno, ya ha revelado más de un millar de geoglifos geométricos en el estado de Acre, además de muros de piedra en Rondônia.

El proyecto, que se nutre del conocimiento tradicional de los pueblos del bosque, incluye la colaboración de figuras como el arqueólogo indígena Carlos Augusto da Silva, conocido como «Doctor Tcholo». Este esfuerzo conjunto está ayudando a reconstruir la historia de la ocupación de la Amazonía brasileña a lo largo de más de 12.000 años, revelando una ocupación mucho más densa y organizada de lo que se creía.

Los expertos insisten en que comprender a fondo esta milenaria interacción entre el ser humano y la flora es una herramienta fundamental para las estrategias actuales de conservación ambiental. Es imperativo reconocer la experiencia acumulada durante milenios en la gestión de ecosistemas, incluyendo prácticas de bioeconomía primitiva basadas en el intercambio de semillas y el manejo forestal sostenible. Esto es crucial para frenar la continua degradación ecológica de la región.

Las estructuras arqueológicas desveladas gracias al LiDAR son ahora consideradas activos culturales que merecen la protección del IPHAN (Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional). Esto confiere una capa adicional de salvaguarda legal al bioma amazónico. En definitiva, el legado de la Amazonía ofrece modelos pragmáticos y probados para el desarrollo sostenible contemporáneo y la preservación efectiva de la biodiversidad.

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Fuentes

  • Canal Rural

  • Correio Braziliense

  • Aventuras na História

  • O Estado do Acre

  • Biblioteca Virtual da FAPESP

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