Destellos Azules en el Cielo de Aomori Precedieron al Sismo de Magnitud 7,6, Reactivando el Debate sobre las Luces Sísmicas

Editado por: Uliana S.

Luces sísmicas: destellos azules iluminaron el cielo nocturno en el Japón rural durante el terremoto de Aomori de magnitud 7,6.

Durante la noche del lunes 8 de diciembre de 2025, los habitantes de las zonas rurales septentrionales de la prefectura de Aomori, en Japón, fueron testigos de intensas luces azules en el firmamento, un fenómeno que se manifestó justo antes de un considerable evento sísmico. Este suceso, directamente asociado al terremoto que la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) finalmente cuantificó en magnitud 7,6 (tras reportes iniciales de Mwc 7.6), ha vuelto a poner el foco de la comunidad científica sobre el intrigante fenómeno conocido como luces de terremoto (EQL).

El movimiento telúrico se registró a las 23:15, hora de Tokio (JST). Su epicentro se localizó en aguas del Océano Pacífico, muy cerca de la costa de Aomori. Los observadores describieron las luminiscencias azules como pulsaciones o franjas repentinas que iluminaron el cielo nocturno durante breves segundos. Las repercusiones del temblor incluyeron lesiones a un mínimo de 52 personas y provocaron la generación de un tsunami que alcanzó los 70 centímetros de altura, lo que motivó alertas temporales en ciertas áreas de Hokkaido y Sanriku. Adicionalmente, aproximadamente 2.700 hogares en Aomori sufrieron cortes en el suministro eléctrico.

Este evento ha reavivado una cuestión fundamental dentro de la geofísica: la verdadera naturaleza de las EQL. Una de las hipótesis predominantes sugiere que la inmensa tensión tectónica acumulada en la corteza terrestre genera cargas eléctricas significativas. Estas cargas, a su vez, ionizan el aire que se encuentra sobre la superficie, posiblemente a través de efectos como el piezoeléctrico. No obstante, algunos expertos mantienen la cautela, señalando la posibilidad de que estas luces se confundan con fallos o explosiones en las líneas de alta tensión cercanas.

El contexto histórico respalda la conexión entre las EQL y la actividad sísmica. Un estudio realizado en 2014 analizó 65 casos documentados, revelando que el 80% de ellos coincidieron con terremotos de magnitud superior a 5.0, ocurriendo frecuentemente en regiones de fallas continentales. Esta estadística sugiere una correlación palpable entre la rápida acumulación de estrés tectónico y la liberación de energía en forma de luz justo antes de que se produzca la ruptura de una falla.

En su esfuerzo continuo por refinar los métodos de predicción, la Oficina de Investigación de Terremotos de Japón incorpora diversos precursores, entre ellos indicadores electromagnéticos y alteraciones en la ionosfera. Científicos, como la sismóloga Susan Hough, vinculan estos resplandores a la actividad tectónica, barajando la posible implicación de gases subterráneos liberados, como el metano o el radón, que podrían autoencenderse debido a la fricción entre las rocas. Si bien la predicción precisa de un seísmo sigue siendo una meta elusiva, las anomalías visuales como las observadas en Aomori proporcionan material empírico invaluable para futuras investigaciones geofísicas.

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Fuentes

  • India Today

  • India Today

  • Wikipedia

  • The Jakarta Post

  • The Guardian

  • Wikipedia

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