Brasil ha respondido a las recientes acciones comerciales de Estados Unidos con la imposición de un arancel del 50% a una amplia gama de importaciones estadounidenses. Esta medida, anunciada en agosto de 2025, forma parte de la estrategia económica "Brasil con identidad propia", liderada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, con el objetivo de fortalecer las industrias nacionales y mitigar las presiones comerciales externas.
Como parte de esta respuesta, Brasil ha implementado un paquete de ayuda financiera de 30 mil millones de reales (aproximadamente 5.5 mil millones de dólares) para apoyar a productores locales y pequeñas y medianas empresas (PYMES). Las PYMES recibirán 5 mil millones de reales en créditos fiscales hasta finales de 2026. La estrategia también incluye medidas para diferir pagos de impuestos y extender por un año los créditos fiscales bajo el esquema "drawback", que permite la importación libre de impuestos de materiales para la producción de exportaciones. Brasil también está mejorando sus capacidades de exportación mediante la ampliación de seguros para pedidos cancelados y dirigiendo a las instituciones públicas a priorizar la compra de bienes que ya no pueden ser exportados a Estados Unidos.
El presidente Lula ha enmarcado las tensiones comerciales como una oportunidad para la innovación y el crecimiento, declarando que las justificaciones para los aranceles estadounidenses no son válidas y que Brasil está preparado para negociar sin comprometer su soberanía. Si bien Brasil no ha impuesto aranceles recíprocos inmediatos, la situación refleja una compleja interacción de políticas económicas y dinámicas de comercio internacional. Las acciones del gobierno buscan salvaguardar los intereses económicos de Brasil y fomentar la resiliencia de su sector empresarial.
Las acciones de Estados Unidos, presuntamente vinculadas a procedimientos legales contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, han tenido un efecto dominó. Algunas exportaciones clave de Brasil, como aeronaves civiles, jugo de naranja, petróleo crudo, mineral de hierro y pulpa de madera, han obtenido exenciones, mientras que otras como el café y la carne siguen sujetas a los aranceles. Esta aplicación selectiva de aranceles subraya la naturaleza intrincada de las negociaciones comerciales internacionales y la importancia estratégica de industrias específicas.