Protestas masivas en la Ciudad de México tras el asesinato del alcalde de Uruapan: Enfrentamientos frente al Palacio Nacional
Editado por: Татьяна Гуринович
El sábado 15 de noviembre de 2025, la capital mexicana se convirtió en el epicentro de una ola de descontento civil a gran escala. Miles de manifestantes, agrupados bajo el nombre de «Generación Z», tomaron las calles para expresar su repudio ante la escalada de violencia y la percibida inacción de las autoridades. El detonante inmediato de esta movilización fue el reciente asesinato de Carlos Manso, el alcalde de Uruapan, quien fue abatido a tiros el 1 de noviembre mientras participaba en las celebraciones del Día de Muertos en el estado de Michoacán.
Lo que comenzó como una manifestación de luto y una exigencia de cambio, rápidamente derivó en confrontación al aproximarse al Palacio Nacional. Un grupo reducido de activistas intentó derribar las vallas metálicas que protegían la residencia presidencial, provocando una respuesta contundente por parte de las fuerzas del orden. La policía utilizó gas lacrimógeno para dispersar a la multitud y restablecer el orden.
Según el informe oficial proporcionado por Pablo Vázquez Camacho, el Secretario de Seguridad Pública de Ciudad de México, los enfrentamientos resultaron en 100 agentes policiales heridos, de los cuales 40 requirieron hospitalización. Además, se reportaron 20 civiles lesionados. Las autoridades informaron de 20 detenciones y la imposición de sanciones administrativas a otras 20 personas, reflejando la intensidad de los disturbios.
El homicidio del alcalde Manso se ha erigido como un símbolo de la impotencia estatal frente al crimen organizado. Manso era conocido por su postura firme y abierta contra los cárteles de la droga, incluyendo el Cártel Jalisco Nueva Generación y Los Viagras. A pesar de contar con protección desde diciembre de 2024, su asesinato lo convierte en el sexto alcalde ultimado en México durante 2025, y el tercero solo en Michoacán. Los manifestantes, reflejando su profunda convicción sobre la responsabilidad gubernamental, coreaban la consigna: «Carlos no está muerto; el gobierno lo mató».
En respuesta a los disturbios callejeros, la presidenta Claudia Sheinbaum, quien asumió el cargo el 1 de octubre de 2025, adoptó una postura de negación respecto a la organicidad de las protestas. La jefa de Estado declaró públicamente que las manifestaciones eran «inorgánicas» y «pagadas», sugiriendo que habían sido orquestadas por fuerzas extranjeras e impulsadas por opositores de tendencia derechista mediante el uso de bots sociales. Esta declaración contrasta fuertemente con las demandas de los manifestantes y de algunos partidos de la oposición, quienes exigen una reforma integral del sistema judicial y un aumento en la financiación del sector salud.
La situación de seguridad en México sigue siendo extremadamente tensa. La administración anterior, liderada por Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), no logró implementar soluciones sustanciales a la crisis de inseguridad. Además, las recientes enmiendas constitucionales que otorgan un papel ampliado a las fuerzas armadas en tareas policiales han generado profunda preocupación entre los observadores internacionales, quienes temen un debilitamiento del Estado de derecho. Los sucesos del 15 de noviembre de 2025 se consolidan como la culminación de una profunda desconfianza pública acumulada hacia las instituciones y la retórica política que busca desviar la atención culpando a la injerencia externa.
Fuentes
Deutsche Welle
Al Jazeera
The Indian Express
Bloomberg
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