La paralización gubernamental en EE. UU. entra en su quinta semana, provocando retrasos masivos y cancelaciones de vuelos a nivel nacional

Editado por: Татьяна Гуринович

La parálisis operativa del gobierno federal de los Estados Unidos de América, iniciada el 1 de octubre de 2025 y que se ha extendido ya a su quinta semana, ha expuesto de manera cruda vulnerabilidades críticas dentro de los sistemas de infraestructura esenciales, con un impacto particularmente severo en el sector de la aviación. Esta prolongada disputa presupuestaria, resultado directo de profundas divisiones políticas, se ha traducido en interrupciones tangibles en el desplazamiento diario de miles de ciudadanos a lo largo del país.

El sistema de gestión del tráfico aéreo ha sido el que ha sufrido el golpe más contundente. La escasez crítica de personal clave —específicamente controladores aéreos y empleados de la Administración de Seguridad del Transporte (TSA)— ha desencadenado un efecto cascada de demoras y cancelaciones de vuelos a nivel nacional. Aproximadamente 13,000 controladores y 50,000 empleados de la TSA están obligados a continuar desempeñando sus funciones sin recibir remuneración, lo cual erosiona significativamente su moral y compromiso. Se ha documentado que, en ciertas jurisdicciones, la dotación de personal para el control de tráfico aéreo ha experimentado una reducción de hasta el 50% desde que comenzó la crisis. Nick Daniels, presidente de la Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo (NATCA), ha señalado que cientos de controladores se ven forzados a buscar fuentes de ingresos complementarias, trabajando como camareros o mensajeros, lo que impone una presión adicional a un sistema que requiere un nivel máximo de concentración.

El Secretario de Transporte, Sean Duffy, expresó una profunda preocupación, enfatizando que la ausencia de pagos está correlacionada con un aumento en el número de bajas por enfermedad entre los controladores. Esta circunstancia, a su vez, obliga a entidades reguladoras como la Administración Federal de Aviación (FAA) a imponer restricciones en el volumen de tráfico aéreo con el fin de mantener la seguridad operacional. Las limitaciones implementadas han afectado a importantes centros de conexión, incluyendo los aeropuertos en Nashville, Dallas, Chicago O'Hare y Newark, además de los centros de control en Atlanta y Houston. Un ejemplo claro del impacto directo de los desacuerdos políticos en la fiabilidad de los sistemas se observó el 7 de octubre, cuando se registraron más de 3,000 vuelos retrasados.

Aparte de las consecuencias directas en el transporte de pasajeros, han surgido interrogantes sobre la sostenibilidad de programas auxiliares vitales. El programa de Subsidio de Servicio Aéreo Esencial (Essential Air Service, EAS) enfrenta el riesgo de agotar sus fondos, lo que amenaza la conectividad con regiones remotas. Alaska, en particular, es la región que más depende de este programa para su comunicación. Mientras las facciones políticas continúan debatiendo el presupuesto, un conflicto que se estima que cuesta a la economía 15 mil millones de dólares diarios en pérdida de productividad, los trabajadores de servicios críticos deben recurrir a su propia resiliencia para mantener el funcionamiento del país.

La prolongación de esta coyuntura subraya cómo la polarización política puede traducirse rápidamente en fallos operacionales que impactan la vida cotidiana y la economía global. La necesidad de alcanzar una solución expedita es imperativa no solo para restaurar la confianza en la infraestructura aérea, sino también para aliviar la considerable carga financiera y emocional que recae sobre los miles de empleados federales esenciales que continúan laborando sin percibir su salario.

Fuentes

  • Daily Mail Online

  • ABC News

  • Action News 5

  • Maritime Professional

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