Mongolia Prepara el Desierto de Gobi para Simulación de Marte mientras el Proyecto Mars-V se Acerca a su Lanzamiento en Noviembre

A medida que se acerca noviembre de 2025, el desierto de Gobi en Mongolia se convertirá en el campo de pruebas fundamental para el próximo gran avance de la humanidad hacia el viaje interplanetario, gracias al proyecto Mars-V. Esta iniciativa, liderada por la Asociación Mongola de Investigación y Ciencia Aeroespacial (MARSA), tiene como objetivo evaluar rigurosamente la adaptabilidad humana y la preparación tecnológica necesarias para una misión al Planeta Rojo, utilizando un entorno analógico terrestre altamente especializado.

El eje central de este esfuerzo es el establecimiento de un "Campamento Marte" (Mars Camp), meticulosamente diseñado para recrear las condiciones extremas del entorno marciano. Los participantes experimentarán un aislamiento controlado dentro de módulos sellados herméticamente, subsistiendo únicamente con raciones liofilizadas preparadas. Su entrenamiento incluirá ejercicios físicos y psicológicos intensivos, como la navegación por trincheras excavadas, cuya finalidad es simular las exigencias físicas y la desorientación visual inherentes a la exploración extraterrestre. Este énfasis en una simulación auténtica subraya la convicción de que dominar el entorno y las capacidades personales en la Tierra es el requisito crucial para asegurar el éxito de un viaje a Marte.

La elección del desierto de Gobi no es casual, sino que se debe a sus impresionantes paralelismos geológicos con Marte. La región sufre de forma natural fluctuaciones de temperatura extremas, oscilando entre -40°C y +40°C, y su suelo es notablemente rico en óxido de hierro, reflejando fielmente el regolito marciano. Este terreno de baja humedad y color rojizo proporciona un laboratorio inigualable para el desarrollo y perfeccionamiento de sistemas de soporte vital y protocolos operativos.

La Sociedad Marte (The Mars Society) actúa como colaborador clave, garantizando que los datos recopilados en este sitio mongol puedan integrarse con los hallazgos de estaciones analógicas establecidas a nivel mundial, como MDRS y FMARS, apoyando así un desarrollo unificado de la exploración espacial. Este esfuerzo pionero se alinea perfectamente con los objetivos estratégicos nacionales de Mongolia, en particular con el programa de prioridad estatal "Vision-2050", y cuenta con un sólido respaldo gubernamental.

Más allá de la preparación para misiones tripuladas, el proyecto inaugura una nueva vía para el turismo experiencial. Por una tarifa de aproximadamente $6,000 por mes, las personas pueden embarcarse en una estancia marciana simulada, ofreciendo una alternativa mucho más accesible al costo estimado de $55 millones de un viaje real. El campamento tiene previsto acoger a estos "turistas" durante un período de dos a tres años, proporcionando una experiencia inmersiva sin los riesgos asociados a la mecánica orbital o la descompresión.

Los aspirantes a participantes deberán someterse a una formación preparatoria que imita los estándares astronáuticos, centrándose especialmente en la psicología del aislamiento y la dinámica de equipo. Antes de ser desplegados a la base remota, que ha estado en desarrollo cerca de Ulaanbaatar durante más de una década, los participantes deben completar una inmersión práctica crucial de tres días en la capital. Durante este período, todos los dispositivos de comunicación personal, incluidos los teléfonos móviles, serán entregados y custodiados. Una vez en el sitio, un pequeño equipo de cinco personas llevará a cabo tareas analógicas esenciales, que incluyen el mapeo del terreno simulado y el análisis de muestras de suelo. Este esfuerzo combinado facilita el estudio masivo del factor humano bajo estrés y genera datos vitales sobre la fiabilidad del equipo en condiciones extremas, marcando un hito hacia la resiliencia necesaria para el eventual salto de la humanidad a otros mundos.