Un nuevo estudio desmantela la teoría de la epidemia como causa del colapso de Akhetaten
Editado por: Ирина iryna_blgka blgka
Las concepciones arraigadas durante décadas acerca de que el abandono repentino de Akhetaten, la antigua capital del Egipto faraónico, fue provocado por una epidemia devastadora, están siendo objeto de una profunda revisión. Una investigación reciente, presentada por la Dra. Gretchen Dabbs y la Dra. Ene Stevens en el American Journal of Archaeology en octubre de 2025, propone una perspectiva radicalmente distinta sobre los acontecimientos. El minucioso análisis realizado por estas expertas pone en tela de juicio la existencia misma de una plaga a gran escala durante el reinado del faraón Akhenaten.
La ciudad, conocida hoy como Amarna, fue erigida como un símbolo de la ruptura religiosa radical, donde el culto al dios solar Atón se estableció como la creencia dominante. Sin embargo, apenas dos décadas después del fallecimiento del faraón, la capital cayó en desuso. Durante mucho tiempo, este rápido declive se interpretó como la consecuencia directa de una mortandad catastrófica. La hipótesis predominante se sustentaba en pruebas circunstanciales: menciones de una plaga en oraciones hititas, supuestamente introducida por prisioneros egipcios, y correspondencia de Amarna que detallaba brotes de enfermedades en urbes cercanas, tales como Megiddo y Biblos.
Es crucial señalar que ninguna de estas fuentes documentales apunta directamente a una crisis sanitaria dentro de los límites de Akhetaten. La falta de evidencia directa impulsó a las investigadoras a llevar a cabo una exhaustiva evaluación bioarqueológica y arqueológica de Amarna y sus necrópolis, con el fin de someter a prueba la teoría de la peste. Su metodología consistió en contrastar los patrones de las prácticas funerarias, los indicadores demográficos y los marcadores de salud con los datos obtenidos en yacimientos donde se sabe que ocurrieron epidemias históricas.
El análisis detallado de 889 enterramientos, llevado a cabo entre los años 2005 y 2022, reveló un panorama que contradice la idea de una extinción masiva y súbita. Los patrones de mortalidad y la esperanza de vida observados se ajustan a los parámetros esperados para una urbe de ese tamaño y para un periodo de existencia de veinte años. Este hallazgo es incompatible con el escenario de una pandemia, que típicamente deja una huella de muerte repentina y generalizada que excede con creces las tasas normales.
Además, los vestigios hallados en la propia estructura urbana sugieren un repliegue metódico y planificado, lejos de la huida impulsada por el pánico. Se documentó la continuidad de proyectos de construcción y la retirada ordenada de bienes, incluso después de la muerte de Akhenaten. Esto sugiere un proceso de declive paulatino, y no una estampida causada por una fatalidad inminente. Estas conclusiones obligan a reorientar el foco de atención, alejándolo de los cataclismos externos y dirigiéndolo hacia los procesos internos que moldearon el destino de este asentamiento singular. La reorientación política y religiosa que siguió a la desaparición de Akhenaten probablemente desempeñó un papel mucho más determinante en el destino de Akhetaten que cualquier enfermedad supuesta. Este descubrimiento abre nuevas vías para comprender cómo los cambios internos en la estructura social forjan el legado material de las civilizaciones.
Fuentes
Nauka Telegraf
Novi dokazi sugerišu da kuga možda nije bila uzrok napuštanja Ahetatona
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