Una figura conocida en la cultura urinaria como el Decapitador. | Foto: Метрополитен-музей (Dominio público)
Descubren en Perú un adorno nasal de cobre dorado de la cultura Moche de 1.500 años que representa a Ai-Apec, "El Decapitador"
Editado por: Ирина iryna_blgka blgka
En la costa norte de Perú, específicamente en la región de Loma Negra, recientes excavaciones arqueológicas han revelado un objeto singular perteneciente a la cultura Moche. Se trata de un adorno nasal de cobre dorado que representa a la poderosa deidad Ai-Apec, conocida ominosamente como “El Decapitador”. Este ornamento destaca por su excepcional nivel de detalle; los ojos de la figura divina están incrustados con turquesa y piedras negras, lo que confiere una intensidad notable a la pieza y subraya su función ritual.
Ai-Apec ocupaba una posición central en la cosmogonía Moche, siendo venerado como el creador supremo, capaz de someter las fuerzas del caos para restablecer el orden universal. El arte de la época lo representaba típicamente con un rostro humano, colmillos de jaguar y un cuerpo que evocaba a una araña. Su iconografía habitual incluye un cuchillo ceremonial llamado *tumi* en una mano y una cabeza humana decapitada en la otra, simbolizando su dominio sobre la vida y la muerte. Es relevante notar que en algunas representaciones, Ai-Apec lleva un gran adorno nasal de plata, lo que enfatiza su estatus ritual.
La civilización Moche floreció en la costa septentrional peruana aproximadamente entre los años 200 y 900 de nuestra era, mucho antes del surgimiento del Imperio Inca. Loma Negra se estableció como uno de los centros Moche más prósperos, donde los arqueólogos han desenterrado cientos de artefactos elaborados en oro, plata y cobre. Lamentablemente, a finales de la década de 1960, muchas de estas tumbas fueron saqueadas. Sin embargo, una parte de los objetos recuperados, incluyendo el adorno nasal en cuestión, forma ahora parte de la colección permanente del Museo Metropolitano de Arte (Met) en Nueva York.
El ornamento en sí fue fabricado a partir de una lámina de cobre con baño de oro y mide aproximadamente 7 por 10 centímetros. Las piedras preciosas y semipreciosas no solo realzan los ojos, sino también los pendientes y el cinturón de la deidad. Este pequeño objeto, con toda probabilidad, se fijaba a una base de plata para ser usado como una nariguera. Debido al extenso saqueo de las tumbas, resulta imposible determinar con precisión a qué individuo específico perteneció originalmente.
La elección del cobre dorado para un objeto de tal importancia ritual subraya la sofisticación metalúrgica alcanzada por los Moche. Aunque el oro y la plata eran comunes en Loma Negra, el uso estratégico del cobre bañado en oro (tumbaga) demuestra un dominio de las técnicas de aleación y enchapado, destinadas a crear objetos duraderos y visualmente impactantes para el culto y la élite.
El estudio de los ritos Moche revela que el sacrificio humano constituía un componente esencial de su práctica religiosa. Estos actos cumplían fines políticos, como la ejecución de prisioneros de guerra. No obstante, investigaciones recientes indican que, en ocasiones, las víctimas también provenían de miembros de la propia familia, ofrecidos en sacrificio por parientes de alto rango.
Un aspecto que capta particularmente la atención de los investigadores es la conexión que la iconografía Moche establece entre Ai-Apec y las arañas. El significado exacto de esta asociación aún genera debate. Según los especialistas del Museo Metropolitano de Arte, una posible interpretación sugiere una analogía con la araña que atrapa a su presa en la red y digiere sus órganos internos. Esta imagen podría haber reflejado la práctica Moche de capturar prisioneros y realizar sacrificios de sangre.
El hallazgo de esta pieza única ofrece una comprensión más profunda de las concepciones religiosas y las costumbres rituales de las civilizaciones andinas preincaicas. No solo atestigua la destreza técnica de los artesanos Moche, sino que también ilustra la compleja simbología de su mitología, donde las divinidades encarnaban el poder, el control sobre la naturaleza y la estructura social.
Fuentes
Dienraštis Vakaru ekspresas
Ancient Worlds Archive
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