Tormenta Geomagnética G4.7, la Más Fuerte de 2025, Desencadenada por Erupción Solar M1.3
Editado por: gaya ❤️ one
El 15 de noviembre de 2025, el Sol emitió una llamarada de clase M1.3, un evento energético que se sumó a la alta actividad solar previa. Esta erupción específica se originó en el grupo de manchas solares designado como AR4274, ubicado en las coordenadas solares N21W71, un foco de intensa turbulencia magnética. El destello tuvo una duración de doce minutos, liberando una cantidad significativa de radiación hacia el espacio interplanetario.
Este fenómeno se inscribe en el ciclo solar actual, que los científicos proyectan como uno de los períodos más enérgicos de las últimas dos décadas, con su máximo de actividad previsto para el transcurso de 2025. La consecuencia directa de esta eyección de plasma y partículas cargadas fue el impacto sobre la magnetosfera terrestre, desencadenando una tormenta geomagnética clasificada como G4.7. Este nivel sitúa al evento como el más potente registrado en la Tierra durante el presente año, superando la intensidad de sucesos anteriores.
En los días previos, entre el 9 y el 10 de noviembre, la misma región AR4274 había generado estallidos de magnitud X1.7 y X1.2, respectivamente, cada uno acompañado de Eyecciones de Masa Coronal (EMC) que viajaban a velocidades cercanas a los siete millones de kilómetros por hora. La combinación de estas tres nubes de plasma, incluida la del 15 de noviembre, fue lo que amplificó la perturbación magnética.
Las predicciones iniciales de centros de monitoreo, como el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA, habían anticipado para el 15 de noviembre una tormenta de menor calibre, entre los niveles G1 y G2. Sin embargo, la llegada de la EMC asociada a la llamarada M1.3 resultó ser más significativa, elevando la alerta a G4.7. Este nivel de perturbación, aunque no implica un riesgo biológico directo para la población, sí conlleva implicaciones tecnológicas considerables.
Las tormentas G4, catalogadas como severas, pueden generar problemas en el control de voltaje de las redes eléctricas y provocar desconexiones erróneas en los sistemas de protección. Además, pueden causar interrupciones en las comunicaciones por radio de alta frecuencia y en los sistemas de posicionamiento global (GPS). El monitoreo de estos eventos es fundamental para la infraestructura moderna, en contraste con el evento de mayo de 2024, que alcanzó la categoría G5, considerada extrema.
Instituciones como la UNAM, mediante su Laboratorio Nacional de Clima Espacial (LANCE/SCIESMEX), han mantenido una vigilancia constante con instrumentos como los espectrómetros solares CALLISTO y el radiotelescopio MEXART en Michoacán. En el caso de la tormenta del 15 de noviembre, la fuerza magnética sobre el campo terrestre fue notable, con partículas solares superando los 800 kilómetros por hora en ciertos momentos, en comparación con los 300-400 kilómetros por hora habituales. La interacción de estas partículas con la atmósfera terrestre, además de causar alteraciones tecnológicas, favoreció la visibilidad de auroras boreales en latitudes medias, un espectáculo reportado en el Observatorio de Calar Alto en Almería.
La duración de la tormenta depende de la orientación del campo magnético solar respecto al terrestre; una alineación opuesta potencia la interacción magnética, prolongando las alteraciones. Expertos de la ESA, como Juha-Pekka Luntama, han señalado que la superposición de varias EMC consecutivas dificulta la predicción precisa de la duración total del evento, manteniendo la recomendación de asegurar protocolos en infraestructuras críticas.
Fuentes
Рамблер
Интерфакс
ВЗГЛЯД
URA.RU
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