La conexión entre humanos y perros trasciende lo emocional: revelaciones microbianas

Editado por: Екатерина С.

Un estudio reciente llevado a cabo en Japón ha desvelado una faceta notable de la relación simbiótica que existe entre las personas y sus compañeros caninos. Los científicos examinaron a 25 parejas compuestas por un humano y su perro, y lo que descubrieron fue la presencia de comunidades microbianas compartidas en sus respectivos tractos digestivos. Estos resultados sugieren de manera contundente que el vínculo que une a las personas con sus mascotas va mucho más allá de la mera afinidad o apego emocional evidente.

La conclusión central de esta investigación radica en la identificación de once tipos distintos de bacterias que resultaron ser comunes en el intestino tanto del ser humano como del perro, después de tan solo un mes de convivencia bajo el mismo techo. Este nivel de coincidencia fue determinado como estadísticamente significativo, descartando así cualquier posibilidad de que fuera una simple casualidad.

Es importante destacar que el proceso de intercambio microbiano requiere su tiempo. Durante las primeras dos semanas de vida compartida, los investigadores no detectaron la presencia de bacterias comunes. El establecimiento completo de este «puente microbiano» se consolida aproximadamente al cumplirse la marca del primer mes de cohabitación, demostrando que la transferencia biológica es un proceso gradual.

Entre los microorganismos compartidos que se lograron identificar, se encuentran especies que son potencialmente beneficiosas para la salud de ambos mamíferos. Por ejemplo, se detectó la presencia del grupo Roseburia gnavus, una bacteria conocida por su papel crucial en la producción de butirato, un ácido graso que nutre las células del colon y facilita el proceso de la digestión. Asimismo, se halló la bacteria Faecalibacterium, altamente valorada en la comunidad científica por sus importantes propiedades antiinflamatorias y su asociación con un intestino sano.

Este descubrimiento lleva a inferir una posible influencia positiva y mutua en el estado de salud, sugiriendo que la convivencia podría ser una forma de simbiosis microbiana. Dado que la salud intestinal está íntimamente ligada al bienestar general, al funcionamiento del sistema inmunológico y al estado mental, este tipo de intercambio microbiano podría actuar como un factor determinante en la mejora continua de la calidad de vida de la pareja humano-canina.

Las exploraciones científicas previas respaldan la idea de que el contacto regular con animales domésticos, en general, modifica de forma positiva el microbioma humano. Este fenómeno biológico contribuye, de manera significativa, a la disminución del riesgo de desarrollar alergias en la infancia. Esto se debe a que la exposición temprana a una mayor diversidad microbiana actúa como un «entrenamiento» esencial para el sistema inmunológico, preparándolo mejor para responder a los alérgenos. En conclusión, el estudio japonés ha puesto de manifiesto una capa invisible de conexión que cimenta la relación humano-perro, abriendo nuevos horizontes para la comprensión profunda de esta interdependencia biológica y molecular.

Fuentes

  • 20 minutos

  • Abordaje de huella de DNA para trazar la compartición de E.coli entre perros y dueños

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