Diálogos Felinos Inesperados: La Percepción de la Voz Humana por los Gatos

Aunque a menudo parecen absortos en sus propios asuntos, los gatos domésticos demuestran una sorprendente habilidad para captar señales verbales emitidas por los humanos. Si bien no poseen una comprensión lingüística completa, la evidencia científica confirma que estos animales son capaces de identificar y contextualizar entre veinte y cuarenta palabras del lenguaje humano. Este logro se debe a un sutil proceso de aprendizaje asociativo, donde un sonido específico queda firmemente ligado a una acción o resultado concreto, como, por ejemplo, la obtención de una golosina.

Investigaciones recientes, llevadas a cabo por académicos de la Universidad de Nanterre en París, han revelado otro aspecto crucial de la audición felina. Se ha determinado que los gatos pueden distinguir la diferencia entre el habla que se les dirige directamente y las conversaciones que tienen lugar entre otras personas. Más aún, la reacción de los gatos ante la voz de su cuidador principal difiere notablemente de la que muestran ante las voces de desconocidos. Este hallazgo subraya la formación de vínculos emocionales y contextuales profundos específicamente con la voz de la persona que los atiende, su principal figura de referencia.

La entonación sigue siendo un componente esencial en este intercambio no verbal. Un tono de voz alto y alegre capta invariablemente la atención de estas criaturas independientes, ya que son excepcionalmente sensibles a los matices emocionales presentes en la voz humana. Expertos japoneses de la Universidad de Azabu condujeron estudios utilizando una metodología adaptada de la investigación en bebés. Estos experimentos demostraron que los gatos pueden establecer asociaciones entre palabras inventadas e imágenes visuales en tan solo dos sesiones de nueve segundos cada una. Esto es, de hecho, más rápido que la capacidad de aprendizaje observada en niños de 14 meses.

Durante el desarrollo de estas pruebas, a los animales se les mostraban imágenes cambiantes mientras escuchaban pseudopalabras como «keraru» o «parumo». Los gatos fijaron su mirada un 33% más de tiempo al escuchar una palabra que no coincidía con la imagen esperada, lo que constituyó una clara señal de sorpresa y de la consolidación de la conexión aprendida. Es digno de mención que este aprendizaje ocurre sin la necesidad de una recompensa directa, lo que sugiere una capacidad innata para adquirir conocimientos mediante la observación y la curiosidad, un rasgo que desafía la creencia popular sobre su indiferencia.

Para fortalecer este entendimiento mutuo único, se aconseja adoptar un enfoque coherente y constante: utilizar siempre la misma palabra para designar un ritual específico, como «cena», y reforzar inmediatamente la etiqueta verbal con una experiencia positiva, ya sea una caricia o un premio. La paciencia y la práctica constante en las interacciones diarias permiten que el animal incorpore los marcadores sonoros de manera más profunda en su percepción del mundo, afinando la sintonía general entre el humano y su mascota y mejorando la calidad de la convivencia.