En un contexto de creciente preocupación internacional por la crisis humanitaria en Gaza, líderes políticos del Reino Unido, Noruega y Francia han adoptado posturas firmes frente a las acciones de Israel en la región. Las demandas de sanciones, la desinversión de fondos de riqueza soberana y las fricciones diplomáticas marcan un endurecimiento de las relaciones, reflejando una postura europea más unificada en la defensa del derecho internacional y los derechos humanos.
Líderes políticos de Irlanda del Norte, Escocia y Gales han instado formalmente al Primer Ministro británico, Keir Starmer, a imponer sanciones inmediatas contra Israel. Sus exigencias incluyen el cese de las hostilidades, la suspensión de la venta de armas a Israel y una investigación independiente sobre presuntos crímenes de guerra en Gaza. Esta coalición de líderes subraya la profunda preocupación por el apoyo continuo del gobierno del Reino Unido a las acciones israelíes, argumentando que la inacción equivale a complicidad en la prolongación de la tragedia humanitaria. La crítica se centra en la lentitud de las respuestas gubernamentales, considerando que el reconocimiento de un Estado palestino en septiembre es "demasiado tarde" dada la urgencia de la situación.
Paralelamente, el Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores de Francia ha expresado su inquietud ante la decisión de Israel de cerrar su consulado en Jerusalén, una medida que siguió al reconocimiento de Palestina por parte de Francia. Este acto israelí, interpretado como una represalia por el apoyo francés a la soberanía palestina, ha generado tensiones significativas en las relaciones bilaterales. Israel, a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, ha acusado al consulado francés de desafiar la postura israelí y de liderar una campaña anti-Israel, justificando así el cierre.
En el ámbito financiero, el fondo de riqueza soberana de Noruega, uno de los más grandes del mundo con activos estimados en 2 billones de dólares, ha anunciado la desinversión de seis empresas vinculadas a los territorios palestinos ocupados de Cisjordania y Gaza. Esta decisión, basada en una revisión ética y en informes de organizaciones de derechos humanos sobre el apoyo de estas empresas a actividades militares israelíes, se alinea con el compromiso de Noruega con el derecho internacional y los derechos humanos. El fondo noruego continuará evaluando trimestralmente a las empresas israelíes para asegurar el cumplimiento de sus estándares éticos.
Las estadísticas sobre el conflicto son sombrías, con más de 207.000 palestinos muertos o heridos, una mayoría de mujeres y niños, y más de 10.000 personas desaparecidas. Cientos de miles han sido desplazados, lo que subraya la gravedad de la crisis humanitaria que motiva estas acciones internacionales. La creciente presión diplomática y económica sobre Israel, junto con la postura de Noruega y las declaraciones de Francia, reflejan un cambio en la política exterior europea, priorizando el derecho internacional y los derechos humanos en el contexto del conflicto israelí-palestino.