Brasil logra la mayor reducción de emisiones de GEI en 16 años y consolida su liderazgo de cara a la COP30

En el año 2024, Brasil experimentó la disminución más significativa en sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los últimos dieciséis años, marcando un hito histórico en su trayectoria climática. La reducción alcanzó un notable 16,7% en comparación con los altos niveles registrados durante 2023. Las emisiones brutas totales se situaron en 2,145 mil millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO₂e), contrastando fuertemente con los 2,576 mil millones de toneladas de CO₂e contabilizados el año anterior. Este drástico descenso, que representa un éxito tangible en la lucha contra el calentamiento global, es el resultado directo de las medidas focalizadas y decididas que buscan frenar el ritmo de la deforestación ilegal en ecosistemas vitales para el planeta, como son la Amazonia y el Cerrado. La protección de estas áreas boscosas ha demostrado ser la estrategia más eficaz para mitigar la huella de carbono del país.

Los datos divulgados por el Observatorio del Clima, basados en los cálculos de la decimotercera edición del sistema SEEG, revelan una perspectiva aún más positiva al considerar el balance completo. Al integrar la capacidad de absorción natural de los bosques, la reducción neta de emisiones se disparó hasta un impresionante 22%. Históricamente, el sector de uso de la tierra ha sido identificado como el principal motor de la contaminación atmosférica en Brasil. En 2024, este sector fue responsable del 42% de las emisiones brutas totales, y es crucial señalar que el 98% de dichas emisiones provino específicamente de la tala y quema de bosques. Estas estadísticas marcan un claro punto de inflexión en la gestión nacional de los recursos naturales y señalan una prometedora inversión de la tendencia histórica de degradación ambiental.

En paralelo a estos logros ambientales, el Congreso Nacional dio un paso trascendental en noviembre de 2024 al aprobar la legislación que establece el Sistema Brasileño de Comercio de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (SBCE). Este mecanismo de mercado, concebido como una herramienta clave para impulsar la descarbonización de la economía, exige que las empresas que superen el umbral de 25.000 toneladas de CO₂ equivalente al año participen obligatoriamente en el comercio de licencias. La implementación del SBCE sitúa a Brasil en línea con las tendencias regulatorias globales. Los sistemas de comercio de emisiones (SCE) son herramientas probadas y robustas; actualmente cubren jurisdicciones que representan aproximadamente el 55% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Es pertinente recordar que el primer gran SCE fue puesto en marcha por la Unión Europea (UE) en el año 2005, demostrando la eficacia de este enfoque basado en el mercado.

Estos avances internos, tanto en la mitigación efectiva como en la creación de marcos regulatorios sólidos, otorgan a Brasil una autoridad considerable y un peso diplomático renovado en el escenario internacional. Esta posición es crucial en el contexto de la preparación para la Trigésima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30). Dicha cumbre de importancia global se celebrará en Belém del 10 al 21 de noviembre de 2025. André Corrêa do Lago, quien preside la COP30, ha enfatizado que este evento será una plataforma esencial para amplificar las voces de las naciones en desarrollo, particularmente en lo referente a la urgencia de la financiación climática y las estrategias de adaptación. La postura negociadora de Brasil en la próxima cumbre estará sólidamente respaldada no solo por su éxito cuantificable en la reducción de emisiones, sino también por su iniciativa para integrar los mercados de carbono, buscando armonizar los estándares internacionales para el comercio de cuotas y establecer un modelo regional.