Investigaciones recientes indican que Ceres, el objeto más grande del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, podría tener una corteza compuesta por más del 90 % de hielo de agua. Este hallazgo sugiere que Ceres podría ofrecer información valiosa sobre las características de los mundos oceánicos helados.
Los científicos utilizaron simulaciones por ordenador para modelar la deformación de los cráteres de Ceres a lo largo de miles de millones de años. Los resultados revelaron que la corteza probablemente contiene significativamente más hielo de lo estimado anteriormente, lo que posiciona a Ceres como un candidato ideal para estudiar océanos extraterrestres.
Descubierto en 1801 por el astrónomo italiano Giuseppe Piazzi, Ceres fue inicialmente clasificado como planeta antes de ser redefinido como asteroide y, más recientemente, como planeta enano debido a su forma esférica. Con un diámetro de aproximadamente 950 kilómetros, ha fascinado a los científicos durante más de dos siglos.
Ceres es el único planeta enano más cercano al Sol que Neptuno y presenta puntos brillantes que pueden indicar volcanes de hielo en su superficie. La sonda Dawn de la NASA, que llegó a Ceres en 2015, encontró cráteres bien definidos que contradicen las expectativas anteriores, lo que llevó a una reevaluación de su composición helada.
Históricamente, los científicos creían que un alto contenido de hielo haría que los cráteres de Ceres se relajaran y se aplanaran con el tiempo, similar a los glaciares en la Tierra. Sin embargo, la ausencia de fuerzas de marea debido a su falta de órbita planetaria sugiere que cualquier océano potencial bajo su superficie helada estaría completamente congelado.
Este nuevo entendimiento de Ceres como un posible mundo oceánico helado podría influir en futuras misiones espaciales. Dada su accesibilidad relativa en comparación con otros cuerpos helados del sistema solar, Ceres representa un objetivo atractivo para la exploración destinada a descubrir los misterios de los mundos oceánicos.