Las elecciones parlamentarias celebradas en la República Checa los días 20 y 21 de octubre de 2025 han culminado con una victoria significativa para el partido populista de derecha ANO, liderado por el ex primer ministro Andrej Babiš. ANO obtuvo el 35,5% de los votos, consolidándose como la fuerza política dominante. La coalición de centro-derecha Spolu, encabezada por el actual primer ministro Petr Fiala, consiguió un 22,4%, mientras que el partido de extrema derecha Libertad y Democracia Directa (SPD) alcanzó aproximadamente el 12% de los sufragios.
Este resultado electoral plantea interrogantes sobre la futura política exterior checa, particularmente en lo que respecta a su apoyo a Ucrania. La República Checa ha sido un aliado clave en el suministro de ayuda militar y humanitaria a Kyiv, participando activamente desde la invasión a gran escala de Rusia en febrero de 2022. Sin embargo, Andrej Babiš ha criticado esta iniciativa, calificándola de "podrida" y "poco transparente", y ha sugerido que los fondos destinados a la ayuda exterior deberían priorizarse para las necesidades internas checas. Su promesa de reducir o detener la asistencia militar ha generado inquietud entre los aliados de Ucrania y en Bruselas.
En el primer año de la invasión, la República Checa suministró a Ucrania 89 tanques, 226 vehículos de combate y blindados y 38 obuses, de los cuales aproximadamente un tercio del equipo provino de las reservas del ejército y el resto de empresas de defensa checas. El valor de mercado total de la ayuda proporcionada directamente a Ucrania asciende a unos 10 mil millones de coronas checas, y otros 30 mil millones de coronas checas correspondieron a licencias para la exportación de equipo militar y municiones. Los ciudadanos también recaudaron 1.5 mil millones de coronas checas a través de crowdfunding para la compra de armas, como los lanzacohetes RM-70 Vampire y los sistemas Viktor. El valor total de los suministros de las fuerzas armadas checas, la financiación estatal, la campaña pública de recaudación de fondos y los suministros comerciales sitúa a la República Checa entre los principales proveedores de equipo militar a Ucrania, tanto en números absolutos como en relación con el tamaño del país. En el primer año de la guerra, la República Checa suministró a Ucrania más de un millón de proyectiles de artillería y municiones de gran calibre, así como misiles y granadas antitanque por un valor total de 40 mil millones de coronas checas.
Analistas políticos sugieren que, si bien la retórica de Babiš podría ser una estrategia electoral, las presiones internacionales podrían modular cualquier cambio drástico en la política de ayuda. El presidente checo, Petr Pavel, ha expresado su intención de no nombrar ministros que promuevan la salida de la UE o la OTAN, lo que podría contrarrestar políticas euroescépticas o prorrusas. La formación de un gobierno de coalición será crucial, y las negociaciones con partidos como el SPD, que comparte posturas euroescépticas, añadirán complejidad al panorama político.
La victoria de ANO se produce en un contexto de creciente polarización en Europa, con líderes como Viktor Orbán en Hungría y Robert Fico en Eslovaquia adoptando posturas más críticas hacia la Unión Europea y reduciendo su apoyo a Ucrania. Una posible alianza entre estos líderes y un gobierno checo liderado por Babiš podría intensificar las divisiones dentro del bloque europeo y la OTAN, complicando la toma de decisiones colectivas en materia de seguridad y defensa. Las decisiones que tomen los líderes checos determinarán si el país mantiene su compromiso con la seguridad colectiva o emprende un camino de mayor pragmatismo nacional, reconfigurando su influencia en el continente.