El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el 14 de octubre de 2025 el inicio inmediato de la segunda etapa del proceso de paz en la Franja de Gaza. Esta nueva fase se centra de manera crucial en la desmovilización y el desarme de Hamás. Desde la Casa Blanca, el mandatario estadounidense fue categórico al declarar ante los periodistas que si la agrupación no cumplía con sus obligaciones de desmilitarización, Washington se vería forzado a imponerla. Esta declaración se produce justo después de la culminación exitosa de la fase inicial del acuerdo, rubricado el 9 de octubre en Sharm el-Sheikh.
El desarme de Hamás no es un punto menor; constituye la piedra angular del plan integral de 20 puntos propuesto por Trump para lograr una solución duradera y sostenible en la región. El presidente enfatizó que espera que el proceso de desmovilización se complete en un "plazo de tiempo razonable". Con un tono firme, añadió: "Ellos dijeron que se iban a desarmar, y si no lo hacen, los desarmaremos nosotros. Saben que no estoy jugando". Trump advirtió además que esta acción podría ser "rápida y, quizás, brutal", dejando claro el nivel de seriedad y la posible contundencia de la intervención estadounidense.
La respuesta de Hamás a esta exigencia de entregar las armas fue inmediata y rotundamente negativa. Un portavoz oficial de la facción rechazó públicamente cualquier insinuación o acuerdo que implicara el desarme bajo supervisión internacional. Calificó la transferencia de su arsenal como "inaceptable y no negociable". Este rechazo frontal siembra serias dudas sobre la viabilidad de una transición fluida hacia la segunda etapa del plan.
Es fundamental recordar que esta segunda fase no solo contempla la desmilitarización de Hamás, sino que también establece las condiciones necesarias para la retirada de las fuerzas israelíes del territorio y el posterior inicio de los trabajos de reconstrucción de la Franja. La negativa explícita de Hamás a deponer las armas compromete seriamente la lógica subyacente de todo el acuerdo de paz, ya que el desarme es una condición previa esencial.
La situación en el terreno sigue siendo tensa y volátil. A pesar de los anuncios de alto el fuego y los avances diplomáticos, han continuado los informes sobre incidentes que resultan en víctimas entre la población palestina en Gaza. Los analistas y expertos en la materia coinciden en que la resistencia de Hamás al desarme amenaza con desbaratar el proceso. Este paso es visto como una "concesión mutua" indispensable para garantizar la seguridad regional y definir la futura gobernanza del enclave. Sin este compromiso, el camino hacia una paz estable y duradera parece estar lleno de obstáculos insalvables, poniendo en jaque el esfuerzo diplomático liderado por Estados Unidos.