París, 2 de octubre de 2025. Los sindicatos franceses han convocado una nueva jornada de protestas contra las medidas de austeridad este jueves 2 de octubre de 2025, con el objetivo de presionar al gobierno en la fase final de la elaboración del presupuesto para 2026. Si bien se esperan paros en diversos sectores, las acciones de hoy se anticipan menos disruptivas que las manifestaciones anteriores, con un impacto limitado previsto en el transporte aéreo y público. El gobierno, buscando reducir el déficit presupuestario y la deuda pública, que ha alcanzado un récord de 3,4 billones de euros (115,6% del PIB), planea medidas de austeridad. El presupuesto propuesto para 2026 prevé recortes de gastos de aproximadamente 40-44 mil millones de euros. El objetivo es alcanzar un déficit de alrededor del 4,7% del PIB en 2026 y llegar al 3% para 2029.
Las organizaciones sindicales, entre ellas UNSA, CFDT, CGT, FO, CFE-CGC, CFTC, Solidaires y FSU, exigen que los recursos presupuestarios refuercen los servicios públicos, impulsen políticas contra la precariedad laboral, fomenten inversiones en una transición ecológica equitativa, promuevan la reindustrialización de Francia y ofrezcan protección frente a la pérdida de empleos. Estas demandas surgen de la insatisfacción generalizada con las políticas fiscales del ejecutivo y las medidas de austeridad que afectan al tejido social y los derechos laborales.
Los paros convocados para hoy afectarán principalmente a la educación y al transporte. Sin embargo, las interrupciones en el tráfico aéreo se prevén acotadas, con el Aeropuerto de París Beauvais como el único que ha anunciado una reducción en sus horarios de vuelo. En contraste, se espera que los trenes de alta velocidad y el metro de París operen con normalidad, a diferencia de los paros significativos ocurridos el 18 de septiembre, cuando los servicios del metro parisino se vieron severamente restringidos, funcionando únicamente durante las horas punta. En aquella jornada, cientos de miles de trabajadores y estudiantes ya habían expresado su descontento en las calles.
La relevancia de estas protestas radica en su conexión directa con la finalización del presupuesto de 2026, un proceso que pone de manifiesto las tensiones actuales en torno a las decisiones fiscales del gobierno. La situación actual es un reflejo de un descontento persistente, y las acciones de hoy representan una continuación estratégica de la presión ejercida tras la masiva manifestación del 18 de septiembre. La evaluación de la disrupción esperada para el 2 de octubre sugiere una naturaleza de la disputa que evoluciona, con un impacto potencialmente más focalizado.
En el ámbito internacional, la resistencia a las políticas de austeridad en Francia se enmarca en un contexto global donde diversas naciones enfrentan debates similares sobre la asignación de recursos públicos y el equilibrio entre la disciplina fiscal y la inversión social. Países como Grecia han experimentado ciclos de protestas y negociaciones intensas en respuesta a medidas de austeridad impuestas en el pasado, evidenciando patrones de respuesta social ante políticas económicas restrictivas. La capacidad de los sindicatos franceses para negociar un presupuesto que atienda las necesidades de los servicios públicos y los trabajadores será un indicador clave de la dirección que tomará la política fiscal francesa en los próximos años, y podría resonar en otros movimientos sociales europeos.