Rusia ha convocado al embajador de Moldavia en Moscú para expresar su protesta por la decisión de Chisináu de no acreditar a observadores rusos para las elecciones parlamentarias del 28 de septiembre. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso considera que esta medida socava la confianza en la legitimidad y transparencia del proceso electoral, argumentando que incumple las obligaciones internacionales de Moldavia, como el Documento de Copenhague de la OSCE de 1990 y la Convención de la CEI sobre Normas para Elecciones Democráticas de 2002. Rusia también ha presentado una apelación ante la OSCE para que evalúe las decisiones de Moldavia respecto a los observadores electorales.
El Ministerio de Asuntos Exteriores moldavo reafirmó su compromiso con la celebración de elecciones íntegras y transparentes, en estricta conformidad con la legislación nacional y las obligaciones internacionales. La Misión de Observación Electoral de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE (OIDDH) ha desplegado un equipo central de 15 expertos de 14 Estados participantes de la OSCE, quienes se encuentran en Moldavia desde mediados de agosto. Se espera que observadores a corto plazo se unan a la misión a partir del 26 de septiembre.
Estas elecciones parlamentarias son cruciales para la orientación geopolítica de Moldavia, presentándose como un punto de inflexión entre la integración en la Unión Europea y un acercamiento a Rusia. El partido gobernante, Acción y Solidaridad (PAS), aboga por la integración europea, mientras que la oposición, representada por el Bloque Patriótico, favorece lazos más estrechos con Rusia. La interferencia rusa en forma de financiación encubierta, desinformación y presión política es una preocupación recurrente en el contexto electoral moldavo.
Las autoridades moldavas han detenido a presuntos operativos pro-Kremlin acusados de planear disturbios y difundir desinformación. La disputa sobre la acreditación de observadores subraya las tensiones geopolíticas existentes y la importancia de la observación internacional para garantizar la transparencia y la legitimidad de los comicios. La OSCE, a través de su OIDDH y la Asamblea Parlamentaria, juega un papel fundamental en la evaluación de estos procesos, proporcionando un marco para la rendición de cuentas y el fortalecimiento de las instituciones democráticas en la región. El resultado de estas elecciones moldavas tendrá implicaciones significativas para la estabilidad regional y la trayectoria de la integración europea en Europa del Este.