Nepal se encuentra en un punto de inflexión tras una ola de protestas lideradas por la juventud que culminaron con la renuncia del Primer Ministro K.P. Sharma Oli. El detonante de este levantamiento social fue la controvertida decisión del gobierno de prohibir 26 plataformas de redes sociales el 4 de septiembre de 2025, una medida que muchos percibieron como un intento autoritario de sofocar la disidencia.
Las manifestaciones, que se extendieron rápidamente por ciudades como Katmandú, Birgunj y Pokhara, se caracterizaron por su intensidad y la participación masiva de la Generación Z. Lo que comenzó como una protesta contra la censura digital pronto se transformó en un clamor generalizado contra la corrupción endémica, la desigualdad económica y el desempleo juvenil. Las cifras son alarmantes: la tasa de desempleo juvenil superaba el 20.8% en 2024, y el 20.3% de la población vivía por debajo del umbral de pobreza nacional en 2022.
La prohibición de las redes sociales, implementada bajo la "Directiva sobre la Regulación del Uso de Redes Sociales, 2023", buscaba controlar la difusión de discursos de odio y noticias falsas, según argumentó el gobierno. Sin embargo, la respuesta pública fue inmediata y contundente. Los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad dejaron un saldo trágico de al menos 19 fallecidos y cientos de heridos, lo que avivó aún más las protestas. La situación escaló hasta convertirse en disturbios masivos, con asaltos a edificios gubernamentales y daños a la propiedad.
Ante la creciente presión y la pérdida de control, el gobierno se vio obligado a levantar la prohibición el 8 de septiembre de 2025. Poco después, el Ministro del Interior presentó su dimisión, y el Primer Ministro Oli siguió el mismo camino, renunciando a su cargo para "facilitar la solución del problema y ayudar a resolverlo políticamente". La dimisión del primer ministro, aunque significativa, no calmó inmediatamente las calles, donde miles de jóvenes continuaron exigiendo reformas profundas.
En este contexto de agitación, ha emergido la figura del alcalde de Katmandú, Balendra Shah, un ingeniero y exrapero conocido por su discurso anticorrupción y su apoyo a las causas juveniles. Su popularidad, cimentada en su estilo de gestión directo y su crítica a la élite política, lo ha posicionado como un potencial líder para un futuro gobierno interino. Las protestas en Nepal guardan similitudes con movimientos recientes en Sri Lanka y Bangladesh, reflejando una tendencia regional de descontento juvenil ante la mala gestión económica y la corrupción.
La crisis ha puesto de manifiesto la creciente influencia de la juventud en la política y los desafíos que enfrentan los gobiernos para equilibrar la libertad de expresión digital con la regulación. Nepal se encuentra ahora en un momento crucial, buscando un camino hacia la estabilidad, la justicia económica y una gobernanza que responda a las aspiraciones de su población, especialmente de su vibrante juventud.