El 9 de septiembre de 2025, Israel llevó a cabo un ataque aéreo en Doha, Qatar, dirigido a neutralizar a altos líderes de Hamás. Esta operación marca la primera incursión militar israelí en territorio qatarí y ha generado una fuerte condena por parte de Qatar, que lo calificó de "ataque cobarde" y "violación flagrante del derecho internacional".
El ataque, que según informes tuvo lugar cerca de una estación de servicio en Doha, se centró en figuras clave de Hamás involucradas en las negociaciones para un alto el fuego. Entre los objetivos se encontraba Jalil al-Hayya, un negociador principal y figura prominente en el liderazgo político exiliado de Hamás, cuya presencia en Qatar ha sido crucial para los esfuerzos de mediación.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y la agencia de inteligencia Shin Bet confirmaron la operación, describiéndola como un "ataque preciso" contra la cúpula de Hamás. Afirmaron que los individuos atacados "han dirigido las operaciones de la organización terrorista durante años y son directamente responsables de la brutal masacre del 7 de octubre, y han estado orquestando y gestionando la guerra contra el Estado de Israel". Israel declaró haber tomado medidas para minimizar el daño a civiles, incluyendo el uso de armamento de precisión y una inteligencia adicional.
Qatar, que ha desempeñado un papel crucial como mediador entre Israel y Hamás, condenó enérgicamente el ataque, calificándolo de "agresión cobarde" y una "violación flagrante de todas las leyes y normas internacionales". La condena de Qatar subraya la gravedad de la incursión en su territorio soberano y plantea serias dudas sobre el futuro de las negociaciones de alto el fuego.
La comunidad internacional reaccionó con preocupación ante la escalada de tensiones. El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, condenó el ataque como una "violación flagrante de la soberanía e integridad territorial de Qatar", destacando el papel positivo de Qatar en la consecución de un alto el fuego y la liberación de rehenes.
Este incidente se produce en un momento crítico para las negociaciones de paz, con Hamás expresando su disposición a dialogar tras recibir nuevas propuestas de Estados Unidos. La acción de Israel, que se produce poco después de que el jefe del Estado Mayor israelí, el Teniente General Eyal Zamir, prometiera atacar a los líderes del grupo en el extranjero, añade una capa de complejidad a los ya delicados esfuerzos diplomáticos. El ataque en Doha no solo representa una escalada militar significativa, sino que también pone de relieve las profundas divisiones y la volátil naturaleza del conflicto en curso. Las repercusiones de esta operación podrían tener un impacto duradero en la estabilidad regional y en las perspectivas de una resolución pacífica del conflicto.