Documentos filtrados y analizados por el Royal United Services Institute (RUSI) sugieren que Rusia estaría proporcionando a China sistemas avanzados de paracaídas y vehículos de asalto anfibio. Estos elementos, junto con entrenamiento en procedimientos de mando y control, podrían mejorar significativamente las capacidades de Pekín para una hipotética invasión de Taiwán. El acuerdo, que detalla reuniones, calendarios de pago y plazos de entrega, incluye la participación de Rusia como proveedor militar para China, buscando a su vez fondos para la guerra en Ucrania.
Los documentos, supuestamente obtenidos por el grupo hacktivista Black Moon, abarcan aproximadamente 800 páginas y se centran en sistemas de paracaídas de gran altitud como el "Dalnolyot". Este sistema permite el despliegue de hasta 190 kilogramos desde altitudes extremas, facilitando infiltraciones sigilosas. China ha solicitado pruebas para lanzamientos desde 8.000 metros, con una capacidad de planeo de hasta 80 kilómetros. Una reunión clave tuvo lugar el 8 de marzo de 2024, y Rusia se comprometió a proporcionar detalles sobre el rendimiento del sistema para finales de 2024.
El análisis de RUSI señala que, si bien el equipo militar es relevante, el mayor valor del acuerdo para China podría residir en la transferencia de entrenamiento y procedimientos de mando y control para fuerzas paracaidistas, áreas donde Rusia posee experiencia de combate que China podría no tener. La cooperación militar entre ambas potencias, especialmente en capacidades que podrían emplearse en un escenario bélico, tiene profundas implicaciones para la seguridad regional e internacional, en un contexto de persistentes tensiones geopolíticas en torno a Taiwán y el conflicto en Ucrania.
Rusia ha buscado activamente nuevos mercados y socios militares desde el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, enfrentando sanciones y aislamiento de Occidente. La transferencia de tecnología militar avanzada a China representa un desarrollo estratégico significativo, que podría acelerar las capacidades de proyección de fuerza de China en el Indo-Pacífico y reconfigurar el equilibrio de poder en la región. La falta de comentarios inmediatos por parte de los ministerios de defensa y exteriores de Rusia y China subraya la delicadeza de estas revelaciones.