Al 14 de octubre de 2025, la Estación Espacial Internacional (EEI) ha marcado un hito impresionante: más de un cuarto de siglo de presencia humana ininterrumpida en la órbita terrestre baja (OET). Esta colaboración internacional sin precedentes, que ha unido a naciones y científicos, ha funcionado como una plataforma esencial para descubrimientos científicos cruciales. Sus logros abarcan desde avances en la biotecnología y la ciencia de materiales hasta la observación astronómica de vanguardia. Sin embargo, a pesar de su inmenso valor, el ciclo operativo de la estación está llegando a su fin. Su fase de desmantelamiento y retiro está oficialmente programada para comenzar en el año 2030, culminando una era dorada de la exploración orbital.
La NASA ha delineado un plan definitivo para las maniobras finales de la EEI, poniendo un énfasis primordial en la gestión responsable de la órbita. La agencia espacial estadounidense está actualmente en proceso de contratar a socios clave de la industria nacional para adquirir la nave espacial especializada que se requiere para ejecutar un desorbitado seguro y controlado. Este proceso meticuloso está diseñado para asegurar que cualquier resto que sobreviva a la reentrada atmosférica caiga inofensivamente en un sector designado y despoblado del Océano Pacífico Sur, conocido popularmente como el "cementerio de naves espaciales". La reentrada controlada en sí misma está prevista para enero de 2031, siguiendo los procedimientos de desorbitado que se iniciarán el año anterior.
Esta conclusión planificada se interpreta no como un cese de actividades, sino como un giro estratégico fundamental que garantiza la continuidad de la investigación y la habitación en la OET. La NASA está promoviendo activamente el desarrollo de un ecosistema robusto donde estaciones espaciales de propiedad y operación comercial asuman este rol vital. El objetivo es asegurar que el acceso a la OET se mantenga abierto y económicamente viable. Para catalizar esta transición, la agencia ha otorgado contratos fundacionales a entidades pioneras de la industria, incluyendo Axiom Space, Blue Origin, Nanoracks y Northrop Grumman, encomendándoles la tarea de diseñar y construir la próxima generación de puestos orbitales avanzados.
La confianza depositada en la innovación del sector privado es crucial para asegurar la accesibilidad y la sostenibilidad futuras en la OET. Esta estrategia permite a la NASA redirigir su enfoque y recursos hacia la exploración del espacio profundo, incluyendo las ambiciosas misiones Artemis dirigidas a la Luna y Marte. El inestimable legado de cooperación internacional de la EEI se está replicando ahora en la esfera comercial, donde diversas entidades están siendo empoderadas para construir sobre esa base de conocimiento y experiencia. La ejecución exitosa de este traspaso de responsabilidades tiene como objetivo primordial asegurar una presencia humana continua en órbita a través de estas florecientes vías comerciales.