La Congestión en la Órbita Baja Terrestre (LEO) se Dispara: Aumenta el Riesgo de Colisión por la Proliferación Satelital

Editado por: Tetiana Martynovska 17

El entorno de la Órbita Baja Terrestre (LEO) se caracteriza actualmente por una fricción operativa en constante escalada, impulsada principalmente por el despliegue acelerado de megaconstelaciones, entre las que destaca la red Starlink de SpaceX. Un análisis exhaustivo que abarca desde 2019 hasta principios de 2025 pone de manifiesto un incremento sustancial en las actividades destinadas a evitar colisiones. El porcentaje de la población satelital que se vio obligada a ejecutar maniobras de evasión mensuales se multiplicó por siete, pasando de apenas un 0.2% a un 1.4%. Esto se traduce en que, aproximadamente, 340 naves espaciales individuales realizan acciones evasivas cada mes.

Este aumento de la actividad está directamente ligado al crecimiento masivo de objetos dentro de esta banda orbital crucial. El número total de objetos experimentó un aumento del 76%, subiendo de cerca de 13,700 en 2019 a 24,185 para el año 2025. Las proyecciones de la industria sugieren que esta cifra podría alcanzar la asombrosa cantidad de 70,000 satélites antes de que finalice la década, lo que marca un punto de inflexión crítico para la sostenibilidad orbital. Esta densidad creciente conlleva un riesgo sistémico intrínseco, con datos actuales que indican una probabilidad del 10% de que ocurra una colisión en órbita durante el próximo año, un evento que podría generar miles de nuevos fragmentos de desechos mediante efectos en cascada.

Para los operadores satelitales, la necesidad de realizar maniobras evasivas frecuentes representa un desafío fundamental para la integridad de sus misiones, especialmente para aquellas naves que requieren un control de altitud extremadamente preciso. El Profesor Hugh Lewis, experto en desechos espaciales de la Universidad de Birmingham, señaló que estos ajustes alteran significativamente las operaciones de las naves de observación terrestre que deben mantener trayectorias terrestres exactas. Aunque operadores como SpaceX parecen ser capaces de gestionar un alto volumen de evasiones —se informa que ejecutaron alrededor de 145,000 maniobras en los seis meses previos a julio de 2025—, el impacto ambiental acumulativo sigue siendo una preocupación seria.

SpaceX ha demostrado una postura operativa particularmente cautelosa, iniciando acciones de prevención incluso cuando el riesgo de colisión es tan bajo como uno en 3.3 millones, un umbral mucho más estricto que el de uno en 10,000 utilizado habitualmente por la NASA. Sin embargo, estos ajustes necesarios consumen el propulsor a bordo, lo que acorta intrínsecamente la vida útil funcional de un satélite e incrementa los gastos operativos. Además, maniobrar para esquivar un objeto puede, inadvertidamente, elevar el riesgo de un encuentro subsiguiente e imprevisto. Este entorno dinámico cuestiona implícitamente la viabilidad a largo plazo de los ritmos de despliegue actuales, exigiendo una evolución en el marco regulatorio que gestiona este recurso orbital compartido para asegurar su accesibilidad duradera para todos los esfuerzos futuros, desde la observación científica hasta la infraestructura global de comunicaciones.

Fuentes

  • Space.com

  • SpaceX Updates

  • SpaceX Updates

  • SpaceX Updates

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