La explosión del Starship de SpaceX genera preocupaciones sobre la contaminación atmosférica y el daño a la capa de ozono

A mediados de enero, un incidente significativo relacionado con el meg cohete Starship de SpaceX ocurrió durante su séptimo vuelo de prueba, resultando en una posible contaminación de la alta atmósfera terrestre. Los escombros de la explosión cayeron en el mar Caribe, mientras que se liberaron óxidos de metales y de nitrógeno en la atmósfera, generando alarmas sobre su impacto en la capa de ozono.

El astrónomo Jonathan McDowell informó que la etapa superior del cohete explotó a una altitud de aproximadamente 146 kilómetros y pesaba alrededor de 85 toneladas sin combustible. El químico atmosférico Connor Barker del University College London estimó que el incidente pudo haber producido 45.5 toneladas de óxidos metálicos y 40 toneladas de óxidos de nitrógeno. Estas cifras son preliminares y requieren más investigación.

Aunque la extensión exacta de la contaminación sigue siendo incierta, Barker comparó las emisiones con un tercio de la afluencia anual de material meteórico que se quema en la atmósfera. McDowell señaló que una parte sustancial de los escombros probablemente cayó en el océano.

Un aspecto positivo es que Starship está construido de acero inoxidable, a diferencia de muchos otros cohetes, incluido el Falcon 9, que utilizan aluminio. La combustión de aluminio a altas temperaturas crea alúmina (óxido de aluminio), que es perjudicial para la capa de ozono y la reflectividad atmosférica.

El creciente número de satélites y cohetes que reingresan a la atmósfera contribuye a una creciente contaminación. La alúmina que alcanza la mesosfera y la estratosfera superior permanece allí durante largos períodos, lo que genera preocupaciones entre los científicos. Actualmente, el nivel de esta contaminación se acerca al generado por los escombros cósmicos que contienen cantidades mínimas de aluminio.

Además, la reentrada de satélites y escombros produce óxidos de nitrógeno debido al calentamiento y a las reacciones químicas entre el nitrógeno y el oxígeno a velocidades hipersónicas. A medida que aumentan los lanzamientos de cohetes, estas emisiones podrían aumentar a niveles que amenazan la capa de ozono.

Si la tendencia continúa, la acumulación de contaminantes podría obstaculizar la recuperación de la capa de ozono, que ya ha sido comprometida por sustancias que degradan el ozono utilizadas en la industria. También existe el riesgo de alterar el equilibrio térmico de la atmósfera, lo que podría tener consecuencias climáticas impredecibles.

Por lo tanto, la expansión de las actividades espaciales requiere un monitoreo cuidadoso de los impactos ambientales para minimizar el daño al ecosistema.

Anteriormente, se informó que los residentes locales estaban alarmados por el ruido insoportable de Starship.

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