¿Qué se esconde realmente tras la fachada de perfección? A menudo, al contemplar a las 'parejas poderosas' en las pantallas, podemos idealizar su vida, ignorando que tras las puertas cerradas la realidad puede ser completamente diferente. Recientemente, Kim Kardashian decidió romper el silencio y compartir revelaciones inesperadas sobre su relación con Kanye West durante una entrevista franca en el popular pódcast "Call Her Daddy".
Kardashian explicó que uno de los puntos de inflexión más cruciales en su unión matrimonial se produjo cuando comenzó a experimentar una profunda sensación de inseguridad en todos los aspectos de su vida. Ella recordó un episodio particular que ilustra la volatilidad de la situación: «Llegaba a casa y teníamos cinco Lamborghini. Y de repente, todos desaparecían. Yo preguntaba: "¿Dónde están nuestros coches?" Y me respondían: "Se los regaló a sus amigos"», rememoró Kim, destacando el caos financiero y emocional que esto representaba.
La empresaria de reality shows afirmó que la decisión de solicitar el divorcio se cristalizó al darse cuenta de que el estrés constante estaba volviendo su existencia y la de sus hijos insoportable. Había demasiados comportamientos que simplemente no podía tolerar. «Había demasiadas cosas con las que no podía transigir. Me resultaba muy doloroso cuando se permitía hablar mal de mis hijos, de mi abuela, de mi tía… Todo esto me causaba un profundo dolor y rechazo», confesó Kim, señalando que la falta de respeto hacia su círculo íntimo fue un factor determinante.
Además, la estrella de la telerrealidad se siente especialmente frustrada por los rumores que circulan, sugiriendo falsamente que ella impide a West ver a sus hijos. Ella fue categórica al asegurar que nunca ha actuado ni actuará de esa manera. No obstante, aclaró la difícil situación actual: Kanye no ha tenido contacto con los niños durante varios meses, una situación que, según sus palabras, no es impuesta por ella.
Sorprendentemente, Kim reveló que durante mucho tiempo soportó las excentricidades de su exmarido, motivada por el temor de ser "borrada" o "excluida" del mundo de la moda y el arte, un ámbito al que había accedido originalmente gracias a la influencia de West. Esta preocupación la mantuvo atada a la relación más de lo que deseaba, temiendo que el divorcio significara el fin de su carrera en dichos círculos.
Sin embargo, según el relato de Kardashian, el resultado fue diametralmente opuesto a sus miedos. Tras la separación, la esperaron los proyectos más significativos de su carrera. Ella interpreta esto como una validación: «El Universo me recompensó y me demostró que estaba siguiendo el camino correcto. No me arrepiento de nada», declaró, mostrando una perspectiva positiva sobre su nueva etapa profesional y personal.
Es importante recordar que Kim Kardashian y Kanye West finalizaron oficialmente su divorcio en el año 2022, tras haber compartido cinco años de matrimonio. La expareja comparte la crianza de cuatro hijos: North, de 12 años; Saint, de nueve años; Chicago, de siete años; y Psalm, de seis años.