La Semana de la Moda de Copenhague (CPHFW) y siete marcas de moda danesas se enfrentan a una queja formal por supuestas prácticas de "greenwashing". La acusación, presentada por una experta en la materia y una organización de consumidores, señala que los requisitos de sostenibilidad de CPHFW son insuficientemente rigurosos y podrían inducir a error a los consumidores. Se critica el uso de términos como "ecológico" sin el debido sustento y la promoción de tejidos sintéticos bajo la etiqueta de "verdes", lo que, según los críticos, socava los esfuerzos de las marcas genuinamente sostenibles y genera escepticismo en la industria.
El Defensor del Consumidor danés ha decidido no emprender acciones legales contra CPHFW, una decisión que ha sido acogida con satisfacción por la organización. Sin embargo, los denunciantes afirman que la organización no ha sido exonerada de las acusaciones y que se está difundiendo información engañosa sobre el resultado del caso. El Defensor del Consumidor ha recomendado a CPHFW que preste mayor atención a las prácticas de "greenwashing" de acuerdo con la Ley de Prácticas de Marketing danesa, en parte debido a que CPHFW describe a las marcas participantes como "marcas de moda sostenible" en su sitio web. También sugirió mejorar la supervisión del marketing engañoso para evitar crear impresiones erróneas sobre la sostenibilidad de las marcas.
En respuesta a la queja y a las recomendaciones del Defensor, varias de las marcas acusadas han comenzado a revisar sus sitios web y comunicaciones. Este desarrollo subraya la importancia de la transparencia y la aplicación rigurosa de las afirmaciones de sostenibilidad en la industria de la moda. La industria en general está bajo un escrutinio creciente, con reguladores en Europa y Estados Unidos implementando directivas más estrictas para combatir el "greenwashing", como el "Green Claims Code" del Reino Unido y la próxima Directiva de Declaraciones Ecológicas de la Unión Europea.
La situación pone de manifiesto la necesidad de que las marcas no solo adopten prácticas sostenibles, sino que también comuniquen sus esfuerzos de manera clara, precisa y verificable. El "greenwashing" no solo engaña a los consumidores, sino que también perjudica la credibilidad de la industria y obstaculiza el progreso hacia una moda verdaderamente sostenible. La industria de la moda es un contribuyente significativo a las emisiones de gases de efecto invernadero y a la contaminación del agua, lo que hace que la transparencia en las afirmaciones de sostenibilidad sea más crucial que nunca.