Los países nórdicos están a la vanguardia de Europa en la transición hacia un sector textil más sostenible, aprovechando su reputación de diseño atemporal para promover la responsabilidad ambiental en la industria de la moda.
El proyecto TRÅD, una iniciativa transfronteriza cofinanciada por Interreg Suecia-Noruega, es fundamental en esta transformación. Desarrolla modelos prácticos para una economía circular de textiles, optimizando la recolección, clasificación y reutilización para minimizar el desperdicio y prolongar la vida útil de las prendas. Una estrategia clave es el refuerzo de la responsabilidad ampliada del productor, que hace a los fabricantes responsables del ciclo de vida completo de sus productos. Los programas piloto han demostrado ser efectivos, mejorando los sistemas de clasificación y fortaleciendo la colaboración entre autoridades locales y empresas del sector.
Estas iniciativas nórdicas se integran con otros proyectos regionales, abordando diversas etapas del ciclo de vida textil. Un encuentro reciente de partes interesadas en Trondheim, Noruega, sirvió para alinear esfuerzos e identificar desafíos comunes como la sobreproducción y el uso ineficiente de textiles. En esta reunión se perfilaron planes concretos para abordar estas cuestiones, incluyendo conferencias conjuntas y herramientas compartidas para el monitoreo y la evaluación, fomentando la cooperación transfronteriza.
En Europa, el consumo de textiles per cápita ha aumentado, con estimaciones que señalan que cada europeo desecha alrededor de 16 kilogramos de textiles al año, de los cuales solo una fracción es recolectada para reutilización y reciclaje. La Unión Europea está implementando legislación para reducir el desperdicio textil y extender la vida útil y la reciclabilidad de los productos, como parte de su objetivo de economía circular para 2050. El sector textil es un contribuyente significativo a las emisiones globales de carbono, superando a los vuelos internacionales y al transporte marítimo combinados, y se estima que casi el 75% de los textiles terminan en vertederos. La falta de sistemas estandarizados de clasificación y reporte de residuos textiles representa un desafío considerable en la gestión de estos materiales.