Dos Cometas se Desintegran en la Atmósfera Solar: Astrónomos Registran el Fin de Antiguos Viajeros Cósmicos

Editado por: Uliana S.

La mecánica celeste ha vuelto a ofrecer al mundo un espectáculo que sirve como recordatorio del ciclo eterno de destrucción y regeneración. Durante las jornadas del 10 y 11 de octubre de 2025, los sofisticados coronógrafos espaciales LASCO lograron capturar un instante singular: dos cometas culminaron su largo viaje, desintegrándose y disolviéndose por completo en la ardiente atmósfera de nuestra estrella. Este trascendental suceso fue minuciosamente documentado por el Laboratorio de astronomía solar del Instituto de Investigaciones Espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia (IKI RAN), quienes lo difundieron a través de su canal oficial en Telegram. Este registro subraya la función insustituible que desempeñan herramientas de observación como LASCO en la vigilancia continua de aquellos cuerpos celestes cuyas órbitas los dirigen inevitablemente hacia el Sol.

La observación detallada de la desaparición de estos viajeros cósmicos, un evento que se produjo con apenas unas horas de diferencia entre ambos, permite a la comunidad científica avanzar hacia una comprensión más profunda de los intrincados procesos que rigen nuestro Sistema Solar. Los especialistas han señalado que es altamente probable que estas cometas se encuentren entre los testigos más antiguos de la formación de nuestro sistema, habiéndose originado en el disco protoplanetario primigenio justo en los albores de su existencia. Bajo esta perspectiva, estos cuerpos celestes podrían ser incluso más antiguos que el Sol mismo. Su evaporación representa, por lo tanto, un momento dramático en el que el pasado remoto del sistema se encuentra y sucumbe ante la energía avasalladora de su estrella central.

Existe una sólida hipótesis científica que postula que estos dos objetos celestes no eran cuerpos independientes, sino que constituían fragmentos desprendidos de una cometa madre de dimensiones considerablemente mayores. Según la opinión de los expertos, esta cometa progenitora pudo haber sufrido un impacto catastrófico provocado por la colisión con algún cuerpo espacial aún no identificado. Un incidente de tal magnitud habría tenido la capacidad de modificar radicalmente sus trayectorias orbitales, precipitándolas hacia una proximidad fatal con el astro rey. Es importante destacar que los fragmentos de mayor tamaño poseen la resistencia necesaria para sobrevivir a varios acercamientos a la corona solar antes de su desintegración final, mientras que las partículas más pequeñas se vaporizan de forma prácticamente instantánea al entrar en contacto con el calor extremo.

Los investigadores también hacen hincapié en que la desintegración de ciertas cometas da lugar a la formación de extensas «familias de escombros», y es plausible que estos dos cuerpos observados pertenezcan a uno de estos grupos. Más allá de cuál sea su origen exacto, su vuelo final hacia el Sol se erige como una poderosa demostración de que incluso las estructuras más resistentes y antiguas del universo, en última instancia, regresan a la Fuente primordial, transformándose y transmutándose en energía pura. Este fenómeno cósmico sirve como una metáfora elocuente aplicable a todos los procesos naturales: lo que a primera vista parece ser un final definitivo, con frecuencia no es más que una transición energética, donde las formas antiguas ceden su lugar a una nueva manifestación de poder.

Fuentes

  • Agenzia giornalistica Opinione

  • Star Walk

  • SETI Institute

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