La exposición a químicos ambientales durante el desarrollo prenatal puede tener repercusiones duraderas en la salud reproductiva, afectando no solo al individuo expuesto sino también a las generaciones futuras. Una investigación pionera publicada en Nature Communications revela que la exposición prenatal al propilparabeno, un conservante común en productos de cuidado personal, puede inducir disfunción reproductiva transgeneracional en ratones. Este estudio arroja luz sobre cómo las exposiciones químicas cotidianas pueden afectar la fertilidad femenina y plantea serias interrogantes sobre las consecuencias a largo plazo de compuestos aparentemente inofensivos.
El estudio se centra en la disminución de la reserva ovárica (DOR), una condición caracterizada por una reducción en el número de óvulos viables, lo que disminuye las posibilidades de concepción. Si bien la reserva ovárica disminuye naturalmente con la edad, los factores ambientales pueden acelerar este proceso, llevando a un envejecimiento ovárico prematuro. Los investigadores emplearon un enfoque multidisciplinario, combinando biología molecular, fisiología reproductiva y análisis epigenéticos avanzados. Demostraron que la exposición prenatal al propilparabeno provoca un agotamiento de la reserva ovárica en las crías hembras, un efecto que persiste no solo en la generación directamente expuesta, sino que se extiende al menos a dos generaciones subsiguientes.
Los hallazgos indican que esta transmisión intergeneracional se debe a mecanismos epigenéticos, alterando la expresión génica sin modificar la secuencia del ADN. Los científicos administraron dosis controladas de propilparabeno a ratonas preñadas durante una etapa crítica del desarrollo gonadal fetal. En las crías hembras adultas, se observó una reducción significativa en la población de folículos primordiales, que son la reserva de óvulos inmaduros que sustentan la fertilidad a lo largo de la vida reproductiva. Estas disminuciones fueron dependientes de la dosis, con una mayor exposición prenatal correlacionada con una mayor reducción de la reserva ovárica. Es crucial destacar que este efecto se observó en las generaciones F2 y F3, a pesar de la ausencia de exposición directa al químico, lo que subraya la naturaleza hereditaria de estas alteraciones.
A nivel molecular, el estudio identificó patrones alterados de metilación del ADN y modificaciones de histonas en el tejido ovárico de los animales afectados. Se cree que estos cambios epigenéticos interfieren con la regulación de genes clave para el desarrollo, la supervivencia y la apoptosis de los folículos. Se observó una desregulación particular en genes relacionados con la vía de señalización PI3K-AKT, esencial para la activación y el crecimiento folicular. La desregulación de estos genes podría acelerar la activación prematura y el posterior agotamiento de los folículos primordiales, agotando la reserva ovárica más rápidamente de lo normal. Además, el análisis transcriptómico del tejido ovárico reveló una disminución coordinada de genes implicados en las respuestas antioxidantes, lo que sugiere una mayor susceptibilidad al estrés oxidativo, un factor conocido en el envejecimiento ovárico y la atrición folicular. Estos hallazgos moleculares explican el fenotipo observado de menor número de folículos y función ovárica alterada.
Los ensayos de fertilidad confirmaron estas observaciones, mostrando que las hembras afectadas presentaban camadas más pequeñas y mayores intervalos hasta la concepción en comparación con los grupos de control. Las implicaciones de este estudio son significativas, dado que el propilparabeno se encuentra en una amplia gama de productos de consumo, incluyendo cosméticos, champús y lociones. Si bien los datos epidemiológicos humanos han sugerido vínculos entre los parabenos y la disrupción endocrina, este modelo en ratones proporciona un marco biológico que sugiere que la exposición prenatal a tales compuestos podría comprometer la fertilidad femenina a través de generaciones.
La creciente incidencia de infertilidad y las preocupaciones sobre el envejecimiento ovárico temprano a nivel mundial hacen imperativo reevaluar los límites de exposición y las políticas regulatorias para los parabenos. Desde una perspectiva de salud pública, esta investigación subraya la necesidad de una mayor vigilancia sobre las exposiciones ambientales prenatales. El período fetal es particularmente sensible a los disruptores endocrinos, y las consecuencias de estas perturbaciones pueden manifestarse mucho más tarde, incluso en generaciones que nunca estuvieron directamente expuestas al agente tóxico. La demostración de que la exposición prenatal al propilparabeno puede inducir modificaciones epigenéticas con consecuencias reproductivas duraderas exige una mayor investigación sobre otros químicos comunes con mecanismos similares.