La Universidad de York ha desarrollado un modelo teórico innovador que podría revolucionar la forma en que abordamos el estudio de la materia oscura, esa sustancia enigmática que constituye la mayor parte de la masa del universo. Históricamente, se ha asumido que la materia oscura es completamente indetectable visualmente, ya que no interactúa con la luz: ni la absorbe, ni la emite, ni la refleja. Su presencia solo se ha manifestado a través de su poderosa influencia gravitacional sobre las galaxias.
Una nueva investigación, detallada en la revista especializada *Physics Letters B*, postula una hipótesis sorprendente: la luz que atraviesa regiones densamente pobladas por materia oscura podría experimentar un cambio cromático apenas perceptible, manifestándose como un ligero enrojecimiento o un sutil azulado. Los investigadores, entre ellos el Dr. Mikhail Bashkanov, explican este fenómeno como una influencia indirecta. Para describir la potencial red de interacciones, emplean la analogía de la “regla de los seis grados de separación” para describir la cadena de efectos. Sugieren que la alteración de los fotones podría ocurrir mediante partículas intermedias pertenecientes al Modelo Estándar, como el bosón de Higgs o el top-quark.
El tipo de materia oscura determina la naturaleza exacta de este desplazamiento. Por ejemplo, si está compuesta por Partículas Masivas de Interacción Débil (WIMPs), la luz podría perder fotones azules de alta energía, resultando en un tono rojizo. Por el contrario, si domina la interacción gravitacional, el espectro podría desplazarse hacia el azul. El cambio teórico predicho para la longitud de onda dentro de este marco se sitúa en el rango de $10^{-10}$ a $10^{-12}$. Esta magnitud es extremadamente pequeña, superando con creces la sensibilidad de los espectrómetros actuales. Por lo tanto, la verificación de esta audaz propuesta requerirá el desarrollo de telescopios de nueva generación que ofrezcan una precisión espectral sin precedentes.
Si esta teoría logra la validación experimental, marcaría la primera evidencia observacional directa de la interacción de la materia oscura con la luz, lo que profundizaría significativamente nuestro conocimiento cosmológico. En lugar de depender exclusivamente de la búsqueda de partículas en laboratorios subterráneos, los científicos podrían comenzar a examinar los espectros lumínicos de objetos cósmicos distantes, buscando estas delicadas “huellas dactilares de color”. Es importante señalar que, en paralelo a este avance teórico, la investigación experimental continúa. Por ejemplo, en febrero de 2025, un equipo internacional de científicos, utilizando el espectrógrafo infrarrojo WINERED, estableció límites rigurosos sobre las propiedades de las partículas de materia oscura con masas comprendidas entre $1,8$ y $2,7$ electronvolts, aunque no se detectó ninguna desintegración directa.