Los instrumentos del Telescopio Espacial James Webb (JWST) continúan revelando información trascendental sobre las etapas iniciales del cosmos. Entre estos hallazgos innovadores, destacan los denominados "puntos rojos": objetos compactos y extremadamente brillantes. Sus características singulares están poniendo en tela de juicio las nociones establecidas sobre la formación de las primeras galaxias. Estos enigmáticos cuerpos celestes fueron detectados por primera vez en 2022, exhibiendo una luminiscencia en longitudes de onda largas que no encajaba con las propiedades conocidas de las galaxias típicas ni de los agujeros negros.
En septiembre de 2025, un equipo de científicos liderado por Anna de Graaff, del Instituto Max Planck de Astronomía, presentó un análisis exhaustivo de uno de estos objetos, apodado "La Roca" (The Cliff). Este cuerpo, situado a una distancia aproximada de 12 mil millones de años luz, muestra un espectro lumínico muy particular: un corte abrupto de la radiación ultravioleta, seguido de un pico intenso en longitudes de onda de menor energía. Este comportamiento espectral resulta completamente atípico para galaxias convencionales o agujeros negros cercanos. El estudio del espectro de "La Roca" reveló que sus propiedades energéticas son comparables a las de un agujero negro, pero con la particularidad de estar envuelto en gas caliente y denso. Esta combinación respalda el modelo de "agujero negro envuelto en gas", propuesto a principios de ese mismo año, fortaleciendo la hipótesis de la llamada "estrella de agujero negro". Los autores del estudio llegaron a comparar a "La Roca" con un "rubí extraordinario" debido a su brillo inusual.
Existe la posibilidad de que estos "puntos rojos" representen los núcleos embrionarios de los centros galácticos modernos. Si esta hipótesis se verifica, podría arrojar luz crucial sobre cómo surgieron y se agruparon las primeras estructuras en el Universo primitivo. Una publicación reciente en Nature Astronomy refuerza esta perspectiva, al describir uno de estos puntos rojos rodeado por ocho galaxias e inmerso en un vasto halo de materia oscura, una configuración que recuerda a los cuásares, los núcleos energéticos que residen en el corazón de muchas galaxias. El alto interés científico en el tema se evidencia en las cerca de 200 publicaciones dedicadas a los "puntos rojos" que han aparecido en el repositorio arXiv a lo largo de tres años.
Anteriormente, estos objetos, cuya existencia se sitúa entre 600 millones y 1.500 millones de años después del Big Bang, generaron controversia. Su supuesta madurez y masa parecían imposibles para un cosmos tan joven, lo que les valió el apodo de "destructores del Universo". Sin embargo, el modelo de la "estrella de agujero negro", donde un agujero negro supermasivo consume materia tan activamente que su densa envoltura gaseosa brilla como una estrella, ofrece una explicación más coherente para la densidad y luminosidad observadas. Objetos como "La Roca", con su marcado ascenso espectral conocido como el "salto de Balmer", obligan a replantear la mecánica misma de la formación estelar temprana y el crecimiento de los agujeros negros, sugiriendo que las trayectorias de desarrollo de la materia en los albores del tiempo fueron mucho más diversas de lo que se había supuesto.