Una nueva teoría propone que los agujeros negros primordiales (PBH), formados en los instantes iniciales del Big Bang, podrían ser los precursores de los cuásares y radiogalaxias observados en el universo temprano. La hipótesis, detallada por Jeremy Mould y Adam Batten de la Universidad de Swinburne, sugiere que pequeñas fluctuaciones en el entorno de radiación del universo primitivo dieron origen a estos PBH.
Estos PBH habrían actuado como núcleos gravitacionales, atrayendo gas y polvo circundante para crecer hasta convertirse en los agujeros negros supermasivos que se encuentran en el corazón de los cuásares. La función de luminosidad de los cuásares (QLF), que describe la variación de brillo de estas entidades a lo largo del tiempo, parece alinearse con las predicciones de este modelo. La investigación también postula que las galaxias más pequeñas habrían servido como combustible para la iluminación de los cuásares, siendo consumidas por los agujeros negros supermasivos centrales. A medida que el agujero negro devoraba la materia circundante, la luminosidad del cuásar disminuiría, siguiendo la curva QLF que indica que el brillo es menor a mayores desplazamientos al rojo (es decir, en épocas más tempranas).
Un aspecto intrigante de esta teoría es la conexión entre cuásares y radiogalaxias. Si los cuásares se originan a partir de PBH, podrían evolucionar con el tiempo hasta convertirse en radiogalaxias una vez que su actividad se haya calmado y hayan agotado la materia cercana. Las funciones de luminosidad de ambos tipos de objetos muestran similitudes, aunque las radiogalaxias presentan una amplitud general reducida y una vida útil estimada unas diez veces mayor que la de los cuásares.
Esta teoría también ofrece una explicación para la fuente de energía de los cuásares. Los PBH, al consumir galaxias cercanas, habrían proporcionado la energía necesaria para su iluminación. Además, se sugiere que los cuásares podrían ser utilizados como candelas estándar para medir distancias cosmológicas, un rol actualmente desempeñado por las supernovas de Tipo Ia, dada su luminosidad estandarizada. El origen de los cuásares a partir de PBH podría establecer una base para comprender su luminosidad, permitiendo eventualmente su uso como candelas estándar.
El Telescopio Espacial James Webb (JWST) está preparado para ofrecer una visión aún más profunda del universo temprano, potencialmente confirmando o refutando esta teoría. Los hallazgos del JWST sobre cuásares aislados en el universo temprano, que desafían los modelos de formación de agujeros negros supermasivos, podrían ser explicados por la presencia de PBH como semillas de formación. Si los datos futuros respaldan las predicciones de este estudio, ganará tracción en la comunidad científica. Esta investigación representa un avance significativo en nuestra comprensión de la formación de cuásares y radiogalaxias, y podría tener profundas implicaciones para nuestro conocimiento de la evolución del universo primitivo.