Un equipo internacional de astrónomos ha documentado la transformación de una estrella moribunda a lo largo de 130 años en la Nebulosa Espirográfico (IC 418), proporcionando una visión sin precedentes de las etapas finales de la vida estelar. El estudio, centrado en esta nebulosa a unos 4.000 años luz de la Tierra, revela un aumento del 2.5 veces en la intensidad de la luz verde de IC 418.
Este fenómeno se atribuye al calentamiento de la estrella central, que ha aumentado su temperatura en aproximadamente 3.000 °C en el mismo período. Aunque este ritmo de calentamiento es rápido, es más lento de lo predicho por algunos modelos teóricos recientes, lo que genera interrogantes sobre las teorías actuales de envejecimiento y muerte estelar. La investigación sugiere la necesidad de reevaluar los umbrales de masa para la producción de carbono en las estrellas.
Las nebulosas planetarias, como la Nebulosa Espirográfico, representan una fase tardía del ciclo vital de una estrella, caracterizada por la expulsión de sus capas exteriores. El núcleo remanente se calienta, energizando el gas y el polvo circundantes para formar estructuras complejas. Si bien estas nebulosas suelen evolucionar lentamente, el caso de IC 418 es excepcional, ya que su transformación es lo suficientemente rápida como para ser monitoreada en una vida humana, constituyendo la transformación más prolongada y acelerada jamás registrada en una nebulosa planetaria.
El equipo analizó 130 años de datos de diversos telescopios, verificando y combinando la información con gran rigor. Este esfuerzo colaborativo, que abarcó desde mediciones visuales de la era victoriana hasta observaciones telescópicas avanzadas, permitió cuantificar la tasa de calentamiento de la estrella, determinar su masa actual y estimar su masa previa a la transformación.
El profesor Quentin Parker, de la Universidad de Hong Kong y coautor del estudio, subrayó la importancia de esta investigación al proporcionar evidencia directa sobre la evolución de las estrellas centrales de las nebulosas planetarias, lo que podría llevar a una reconsideración de los modelos existentes sobre los ciclos vitales estelares.
Un hallazgo adicional es que, si bien la estrella se calienta a un ritmo sin precedentes, este proceso es más lento de lo anticipado por los modelos más recientes. Esto podría implicar que las estrellas capaces de producir carbono, un elemento crucial para la vida, podrían tener masas inferiores a las estimadas previamente. El profesor Albert Zijlstra, de la Universidad de Manchester, señaló que los datos históricos, a menudo subestimados, revelaron la evolución estelar más rápida jamás observada directamente, demostrando que los cielos son más dinámicos de lo que se percibe. Estos descubrimientos ofrecen una visión poco común de la evolución de las nebulosas planetarias y sugieren que el cosmos es un lugar de cambios mucho más rápidos de lo que se pensaba anteriormente.