Monte Shinmoe en Japón entra en erupción, lanzando ceniza a 5.5 km de altura

El volcán Monte Shinmoe, ubicado en la isla principal de Kyushu, en el suroeste de Japón, experimentó una erupción significativa el 28 de agosto de 2025. La columna de ceniza alcanzó una altura considerable de aproximadamente 5.500 metros (5,5 km) sobre el cráter, marcando la emisión de ceniza más potente del volcán desde principios de julio de 2025.

La Agencia Meteorológica de Japón (JMA) ha mantenido el nivel de alerta en 3, de una escala de 5, advirtiendo al público que evite acercarse al cráter. Este nivel de alerta indica la necesidad de precaución debido al aumento del riesgo de futuras erupciones y la posibilidad de caída de rocas volcánicas. El Monte Shinmoe, que forma parte de un grupo de volcanes en la cordillera de Kirishima, es uno de los 50 volcanes activos de Japón que se encuentran bajo vigilancia constante.

Su última erupción de esta magnitud tuvo lugar el 3 de julio, cuando el material volcánico se elevó a 5.000 metros. La erupción más reciente, ocurrida el 22 de junio de 2025, fue la primera desde junio de 2018, pero la actividad del 28 de agosto demostró una intensidad considerablemente mayor.

Las erupciones volcánicas en Japón son un recordatorio de la dinámica geológica de la región, situada en el "Anillo de Fuego" del Pacífico. Si bien estas erupciones pueden generar preocupación, las autoridades japonesas cuentan con sistemas avanzados de monitoreo para evaluar y comunicar los riesgos. La JMA proporciona información continua sobre la actividad volcánica, incluyendo advertencias y pronósticos para mitigar posibles desastres.

La ceniza volcánica representa un peligro significativo para la aviación. Las partículas de ceniza son abrasivas y pueden causar daños graves a los motores de las aeronaves, así como a los componentes externos y la visibilidad de la cabina. La fusión de las partículas de ceniza dentro de los motores puede provocar fallos, como se ha visto en incidentes pasados que han llevado a cancelaciones de vuelos y a la reconfiguración de rutas aéreas para evitar las nubes de ceniza. La gestión de estos riesgos es crucial para la seguridad del transporte aéreo global.