La reciente erupción del Kilauea libera dióxido de azufre significativo y activa alertas de calidad del aire

Editado por: Tetiana Martynovska 17

Huge-fountaining Episode 36 at Kilauea also is lifting massive tephra/dust plume and showing up loudly in all radar moments. Here’s base reflactivity

La isla de Hawái es testigo, en estos momentos, del trigésimo ciclo eruptivo que el volcán Kilauea ha manifestado durante el presente año. Este reciente episodio geológico tuvo su origen en la conocida cumbre del cráter Halemaʻumaʻu. El evento estuvo caracterizado por fuentes de lava incandescente que, de manera fugaz, alcanzaron alturas cercanas a los 100 pies. Este impresionante espectáculo se prolongó por un lapso de aproximadamente diez a doce horas, sirviendo como un poderoso recordatorio de los continuos procesos de transformación que experimenta nuestro planeta.

Más allá de la majestuosidad visual que ofreció el flujo de lava, una repercusión crítica de este ardiente suceso es la considerable emisión de gas dióxido de azufre (SO2) a la atmósfera. Las evaluaciones preliminares indican que, solo este evento, inyectó más de 50,000 toneladas de este compuesto químico en la columna de aire. Esta masiva desgasificación ha generado la necesidad de una concienciación pública inmediata, llevando a las autoridades sanitarias a emitir advertencias sobre la calidad del aire dirigidas a los residentes ubicados en las zonas a sotavento.

Esta interacción dinámica entre las fuerzas subterráneas y la química atmosférica subraya la profunda interconexión de los sistemas terrestres. Instituciones clave, como el Observatorio Vulcanológico Hawaiano (HVO) del Servicio Geológico de EE. UU. (U.S. Geological Survey), mantienen una vigilancia estrecha y constante sobre la actividad del Kilauea. El HVO ha señalado que la frecuencia de estos eventos suele estar directamente correlacionada con las variaciones en el sistema de suministro de magma bajo el volcán, en lugar de ser incidentes aislados.

Las emisiones de dióxido de azufre dan lugar a lo que se conoce localmente como 'vog' (neblina volcánica), un rasgo distintivo de las fases activas del Kilauea. Los registros históricos confirman que los períodos de alta producción de SO2 pueden provocar disminuciones medibles en la calidad del aire en toda la Isla Grande (Big Island), afectando tanto la visibilidad como la salud respiratoria de las poblaciones más vulnerables.

La cifra de 50,000 toneladas liberadas en la erupción actual es un dato significativo, aunque se mantiene dentro del rango esperado durante las fases de actividad intensa del volcán. El enfoque para las comunidades se desplaza ahora hacia la gestión proactiva de las condiciones atmosféricas resultantes. Se utiliza esta recurrente situación ambiental para refinar la respuesta colectiva y profundizar la comprensión del entorno inmediato, asegurando que los habitantes estén preparados para manejar los desafíos que presenta el 'vog' de manera efectiva y oportuna.

Fuentes

  • Janayugom Online

  • Hawaii News Now

  • National Park Service

  • Centers for Disease Control and Prevention

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