A finales de septiembre de 2025, Europa experimentó una notable transformación climática, dejando atrás las temperaturas veraniegas inusualmente cálidas para dar paso a condiciones más frescas y húmedas, marcando la llegada del otoño. Este cambio de escenario meteorológico se manifestó con una transición abrupta desde un calor persistente que había dominado diversas regiones del continente.
El 20 de septiembre de 2025 fue testigo de máximas récord, con Huy-Pabstorf alcanzando los 32.6°C, poniendo fin a una prolongada ola de calor. La noche siguiente, las temperaturas mínimas se mantuvieron inusualmente altas, registrando 21.3°C en Bad Harzburg, la cifra más elevada para una noche de septiembre desde 1936. Varias ciudades alemanas también reportaron sus noches de septiembre más cálidas en décadas, reflejando la intensidad del calor residual del verano. Sin embargo, para el 22 de septiembre, una marcada tendencia de enfriamiento se instaló en el noroeste y norte de Europa.
Esta disminución térmica vino acompañada de un aumento en la nubosidad y precipitaciones, especialmente a lo largo de la costa del Mar del Norte. El sur de Alemania y Brandeburgo experimentaron lluvias, con máximas diurnas que cayeron a rangos de 11°C a 17°C, e incluso menores en zonas montañosas. Este patrón de tiempo más fresco se mantuvo durante la semana, con lluvias generalizadas que en algunos lugares impidieron que las temperaturas superaran los diez grados.
La segunda mitad de septiembre vio una ligera mejora en el norte con cielos más despejados, mientras que el sur continuó recibiendo precipitaciones. Para el 27 de septiembre, se anticipaba un breve periodo de sol y temperaturas más moderadas, ofreciendo un respiro temporal antes de la llegada de nuevos sistemas meteorológicos. Este patrón de variabilidad climática se alinea con las tendencias observadas, donde los patrones meteorológicos se vuelven más erráticos, con fenómenos extremos ocurriendo en momentos inesperados del año debido al aumento de la energía en la atmósfera.
Este cambio de tiempo a finales de septiembre también se vincula con la transición hacia un otoño meteorológico, que comenzó el 1 de septiembre de 2025. Si bien se esperaba un septiembre más cálido y seco de lo normal en algunas partes de España, la realidad fue un marcado descenso térmico y aumento de precipitaciones en otras regiones europeas. Este contraste subraya la complejidad de los patrones climáticos actuales, donde las previsiones a largo plazo pueden verse matizadas por eventos meteorológicos de menor escala pero de gran impacto. La persistencia de temperaturas elevadas en Europa durante el verano de 2025, que incluso causó alrededor de 16.500 muertes, resalta la importancia de adaptarse a estas condiciones cambiantes y a la creciente irregularidad del clima.