Europa se enfrenta a inviernos más cálidos y húmedos: Impacto en ecosistemas y agricultura

Editado por: Tetiana Martynovska 17

El noroeste de Europa está experimentando una notable transformación climática, marcada por inviernos progresivamente más cálidos y húmedos. Esta tendencia, consolidada en las últimas décadas, está reconfigurando los ecosistemas y las prácticas agrícolas de la región. El análisis de datos climáticos revela un aumento significativo en la duración de los periodos de lluvia y una disminución de las épocas secas durante los meses invernales.

Estos cambios se vinculan directamente con el efecto invernadero intensificado, resultado de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles y la deforestación. La atmósfera, al calentarse, altera las trayectorias e intensidad de las tormentas, favoreciendo las precipitaciones en detrimento de las nevadas. De hecho, el invierno de 2020 se registró como uno de los más cálidos en Europa, con temperaturas medias en febrero 3,9 grados por encima de la media de 1991 a 2020.

Los sistemas ecológicos y el sector agrícola enfrentan desafíos considerables. Las especies que dependen de temperaturas frías constantes para su supervivencia se encuentran en una situación de vulnerabilidad, mientras que los agricultores deben adaptarse a ciclos de cultivo modificados. La salud pública también se ve afectada, ya que los inviernos más templados podrían propiciar una mayor incidencia de enfermedades transmitidas por vectores. Estudios recientes indican que el calor extremo ya es responsable de al menos 175.000 muertes al año solo en Europa.

En el ámbito agrícola, las variaciones en las precipitaciones y las temperaturas promedio a largo plazo determinan la productividad y la distribución de los cultivos. Si bien las zonas del norte de Europa podrían experimentar inicialmente condiciones más favorables para la agricultura debido a inviernos menos hostiles, también enfrentan riesgos de nuevas plagas e incendios forestales más virulentos. La incertidumbre en la producción agrícola podría agravar la volatilidad de los precios. Por otro lado, el sur de Europa, incluyendo España, es particularmente vulnerable a la desertificación, con más del 70% del territorio susceptible a este fenómeno.

Se estima que un calentamiento global de 1,5 °C podría provocar 30.000 muertes anuales en el continente por calor extremo. La adaptación a estas nuevas realidades climáticas se presenta como una necesidad apremiante. La Unión Europea ha adoptado estrategias para acelerar el despliegue de soluciones de adaptación y fomentar enfoques sistémicos. Sin embargo, la magnitud del desafío requiere una acción coordinada y decidida a todos los niveles para salvaguardar tanto los ecosistemas como el bienestar humano frente a un clima en constante transformación.

Fuentes

  • Scienmag: Latest Science and Health News

  • Changes in the Duration of European Wet and Dry Spells during the Last 60 Years

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