La temporada de huracanes en el Atlántico de 2025 ha entrado en una fase de notable actividad, con la formación y el fortalecimiento de sistemas meteorológicos que requieren vigilancia constante. El huracán Humberto se ha consolidado como un fenómeno de gran envergadura, alcanzando la categoría 5 en el Atlántico central, convirtiéndose en uno de los ciclones más potentes de la temporada. Humberto se ubicó a unos 563 kilómetros al noreste de las Islas de Sotavento septentrionales, registrando vientos sostenidos de 258 km/h. Se pronostica que mantenga su intensidad durante los próximos días, generando oleaje fuerte y corrientes de resaca que impactarán el norte de las Islas de Sotavento, las Islas Vírgenes, Puerto Rico y Bermudas. A pesar de su potencia, Humberto no representa una amenaza directa para México.
Paralelamente, la tormenta tropical Imelda, formada el domingo 28 de septiembre, se esperaba que se fortaleciera hasta convertirse en huracán. Aunque su pronóstico no es tan ominoso para la costa sureste de Estados Unidos, se prevé que deje lluvias torrenciales en las Bahamas y el oriente de Cuba, además de marejada ciclónica y vientos fuertes en la zona. El Centro Nacional de Huracanes (NHC) proyectó que Imelda se intensificaría a huracán el martes. Se anticipan lluvias de 1 a 2 pulgadas desde el noreste de Florida hasta Carolina del Norte, con posibles picos de hasta 4 pulgadas, lo que podría causar inundaciones menores y desbordamientos de ríos pequeños. Imelda se dirigía hacia el norte, afectando inicialmente las Bahamas y las provincias orientales de Cuba.
La temporada de huracanes del Atlántico de 2025 ha sido pronosticada como excepcionalmente activa, con proyecciones que varían entre 17 y 25 tormentas con nombre. Se espera que entre 8 y 13 de estas se conviertan en huracanes, y de 4 a 5 alcancen la categoría de huracán mayor. Esta intensificación se atribuye a varios factores, incluyendo temperaturas oceánicas cálidas, el desarrollo de condiciones de La Niña y una menor cizalladura del viento, todos ellos propicios para la formación de tormentas tropicales. El cambio climático es un factor que incrementa la velocidad del viento de los huracanes, elevando su categoría y potencial destructivo. Estudios recientes indican que el calentamiento global ha incrementado la velocidad del viento de los huracanes, elevando su categoría y su potencial destructivo. Específicamente, se ha observado que el calentamiento de las temperaturas oceánicas por la acción humana ha intensificado huracanes como Helene y Milton, aumentando su velocidad y categoría.