El tifón Kajiki tocó tierra en el centro de Vietnam el 25 de agosto de 2025, trayendo consigo vientos de hasta 166 km/h y lluvias torrenciales. La tormenta causó graves inundaciones y deslizamientos de tierra, cobrándose la vida de al menos siete personas y dejando a 34 heridas. Miles de hogares sufrieron daños, y vastas extensiones de tierra agrícola quedaron anegadas, interrumpiendo servicios esenciales y la vida cotidiana en varias provincias.
La infraestructura del país sufrió daños significativos, con numerosos árboles y postes eléctricos derribados, lo que provocó apagones generalizados. La capital, Hanói, experimentó calles anegadas que afectaron gravemente el transporte y las rutinas diarias, y las carreteras nacionales quedaron intransitables debido a las crecidas.
Las autoridades vietnamitas llevaron a cabo evacuaciones masivas, reubicando a cientos de miles de personas de las zonas costeras en previsión de la llegada del tifón. Los aeropuertos fueron cerrados y las instituciones educativas suspendieron sus actividades para priorizar la seguridad pública.
Los efectos del tifón Kajiki se extendieron a la vecina Tailandia, donde las fuertes lluvias provocaron inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra, cobrándose dos vidas adicionales.
El tifón Kajiki, el quinto ciclón de este tipo en el año, demostró la recurrente vulnerabilidad de la región a estos fenómenos meteorológicos. Su intensidad, con vientos de hasta 166 km/h, igualó la del tifón Yagi, considerado el más potente en golpear Vietnam en 30 años.
La tormenta, que se movía hacia el oeste-noroeste a una velocidad promedio de 20 km/h, fue alimentada por las cálidas aguas de la costa centro-norte de Vietnam, con temperaturas superficiales del mar de 30 grados Celsius. El rápido avance y los vientos favorables intensificaron aún más a Kajiki. El alcance de sus vientos, que se extendía en un radio de 200 km, ya afectaba a las provincias centro-norte antes de tocar tierra.
Las consecuencias de Kajiki se sintieron con fuerza en la agricultura, con más de 81.500 hectáreas de arrozales inundadas y miles de árboles frutales y otros cultivos afectados. Se estima que cerca de 2.000 cabezas de ganado y aves de corral se perdieron.
La infraestructura de transporte se vio paralizada en muchas áreas, con 216 deslizamientos de tierra reportados y docenas de carreteras y puentes inundados o dañados. El transporte aéreo se vio significativamente afectado, con 35 vuelos cancelados y otros 30 desviados tras el cierre temporal de los aeropuertos de Dong Hoi y Tho Xuan.
La red eléctrica sufrió un duro golpe, con más de 1,6 millones de clientes perdiendo el suministro eléctrico y más de 2.650 postes de electricidad derribados, principalmente en las provincias de Nghe An, Thanh Hoa y Ha Tinh. En Hanói, las calles de la capital quedaron severamente anegadas, paralizando el tráfico y sumergiendo vehículos hasta sus techos.
La respuesta gubernamental incluyó la movilización de más de 107.000 efectivos militares y paramilitares para apoyar las evacuaciones y las labores de búsqueda y rescate, con el Primer Ministro supervisando personalmente los esfuerzos de preparación. La tormenta, que se debilitó a depresión tropical al entrar en Laos, también provocó lluvias intensas y deslizamientos de tierra en el norte y noreste de Tailandia.