Madrid está presenciando una notable revitalización de su biodiversidad urbana, con el Parque Emperatriz María de Austria como epicentro de una iniciativa piloto que ha transformado una isla degradada en su lago en un santuario para la flora y fauna local.
El proyecto de restauración ecológica ha incluido la creación de un "muro de biodiversidad", un estanque diseñado para anfibios y una pradera seca mediterránea para atraer reptiles y aves. Se utilizaron materiales naturales para dar soporte a la vegetación acuática de las orillas, mejorando el hábitat y atrayendo una mayor variedad de vida silvestre. Los resultados iniciales son alentadores: se han registrado 204 ejemplares de aves de 26 especies, 36 mariposas de ocho variedades y 109 polinizadores, de los cuales 76 son abejas.
Estos esfuerzos se enmarcan en la estrategia más amplia de Madrid para aumentar su cobertura vegetal y conectar áreas naturales, como el ambicioso proyecto del "Bosque Metropolitano", un anillo verde de 75 kilómetros que rodea la ciudad. La implementación de "muros de biodiversidad" y hábitats acuáticos en parques urbanos es una estrategia clave para fomentar la vida silvestre en entornos metropolitanos, proporcionando refugio, alimento y actuando como corredores ecológicos.
Estudios recientes en el Reino Unido han demostrado que los "muros vivos" pueden atraer una variedad significativa de vida silvestre, contribuyendo a la resiliencia de los ecosistemas urbanos. Madrid, a través de su Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad, busca incrementar la variedad de plantas y animales en el entorno urbano con más de 180 acciones planeadas desde 2020. La recuperación de zonas degradadas es fundamental para la salud ecológica de las ciudades, y la transformación de espacios descuidados en refugios ecológicos mejora la calidad de vida de los ciudadanos, creando entornos urbanos más saludables y resilientes.