Secuencian ARN de Mamut de 40.000 Años, Superando Límites de Preservación Molecular

Editado por: Tetiana Martynovska 17

Una molécula de un mamut lanudo que murió hace 39,000 años revela los secretos de la Edad de Hielo.

Investigadores de la Universidad de Estocolmo anunciaron el 14 de noviembre de 2025 la exitosa extracción y secuenciación del ácido ribonucleico (ARN) más antiguo registrado hasta la fecha. Este material genético efímero fue recuperado del espécimen de mamut lanudo conocido como Yuka, cuya excepcional conservación en el permafrost siberiano ha redefinido las expectativas sobre la longevidad molecular. El estudio, publicado en la revista Cell, demuestra que el ARN, una molécula que se consideraba degradada en un plazo breve, puede persistir durante decenas de milenios bajo condiciones óptimas de frío y desecación.

Nos complace compartir nuestro nuevo artículo sobre perfiles de expresión de ARN antiguo del Woolly Mammoth.

El espécimen Yuka, una cría de mamut, fue localizado originalmente en agosto de 2010 por cazadores de colmillos en la costa de Oyogos Yar, en el Lejano Oriente ruso. Sus restos presentaban una conservación notable, incluyendo tejido muscular y pelaje de color pardo rojizo, lo que facilitó la obtención de biomoléculas complejas. El análisis molecular del ARN aislado del tejido muscular de Yuka ofreció una perspectiva directa de la actividad génica del animal en sus momentos finales de vida, información que el ADN, más estable, no puede proporcionar.

El equipo científico, que analizó muestras de diez mamuts lanudos distintos, confirmó que Yuka era un macho, corrigiendo suposiciones previas basadas en la morfología externa. Además de ARN mensajero, los investigadores identificaron microARN específicos del músculo, lo que constituye la primera evidencia directa de la regulación génica activa en una especie extinta. La expresión génica muscular detectada mostró marcadores de estrés celular, lo que apoya la hipótesis de que Yuka pudo haber sido víctima de depredadores, posiblemente leones de las cavernas, antes de su muerte.

El investigador principal, Emilio Mármol, del Centro de Paleogenética de Estocolmo y The Wenner-Gren Institute, señaló que el ARN proporciona una "ventana a los últimos momentos de vida" de un mamut, ofreciendo datos sobre su biología activa que el ADN no puede suministrar. Este logro supera el récord anterior de ARN secuenciado, que correspondía a un lobo de hace 14.000 años, triplicando esa antigüedad. La capacidad de leer el estado biológico activo de organismos extintos mediante el ARN abre nuevas vías para la biología evolutiva.

Las implicaciones de este hallazgo se extienden más allá de la megafauna del Pleistoceno. El profesor Love Dalén sugirió que estas técnicas podrían aplicarse para secuenciar virus de ARN, como gripe o coronavirus, conservados en restos de la Edad de Hielo, permitiendo trazar el origen evolutivo de patógenos actuales. Este avance, facilitado por el rigor del permafrost siberiano, transforma el campo de la bioarqueología y la comprensión de la vida pasada. El equipo planea integrar la información del ARN con datos de ADN y proteínas para una reconstrucción biológica más exhaustiva de especies desaparecidas.

Fuentes

  • EL PAÍS

  • Reuters

  • National Geographic

  • The Washington Post

  • Ars Technica

  • Phys.org

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