Una expedición científica internacional ha revelado una liberación significativa e imprevista de gas metano proveniente de fisuras en el lecho marino antártico. Este hallazgo coincide con las tendencias de calentamiento observadas en las aguas circundantes de la región. La tasa de emisión detectada exige una revisión científica urgente, ya que sugiere que las proyecciones climáticas globales actuales podrían estar subestimando el impacto de esta fuente dinámica de agentes que aceleran el calentamiento atmosférico. El metano es un gas de efecto invernadero muy potente, con un potencial de calentamiento global aproximadamente 28 veces superior al del dióxido de carbono en un lapso de un siglo, a pesar de su menor permanencia en la atmósfera.
El consorcio de investigación llevó a cabo una exhaustiva indagación sobre estas fuentes de metano, previamente no cartografiadas, dentro del Mar de Ross, una importante bahía del Océano Austral. Su metodología integral incluyó el mapeo acústico desde embarcaciones, el despliegue de vehículos operados remotamente (ROVs) y la toma de muestras directas por buzos, cubriendo profundidades que oscilan entre los 5 y los 240 metros. El estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista *Nature Communications*, documentó más de 40 puntos de ventilación de metano distintos en las secciones relativamente someras del Mar de Ross. Los investigadores señalaron que muchos de estos puntos calientes recién identificados se encontraban en áreas ya inspeccionadas, lo que llevó al equipo a concluir que se está produciendo un cambio fundamental en la forma en que el metano se dispersa en este entorno polar.
Sarah Seabrook, científica marina de Earth Sciences New Zealand y colaboradora de la investigación, describió esta transformación, indicando que lo que antes se consideraba raro ahora parece estar generalizado. Seabrook compartió su reacción inicial, que fue una “oleada de emoción” seguida inmediatamente por una profunda “ansiedad y preocupación” respecto a la posibilidad de que estas plumas transfieran rápidamente potentes agentes de calentamiento a la atmósfera. Esto introduce una variable no cuantificada en los futuros modelos climáticos. Más allá de las implicaciones atmosféricas, los científicos están siguiendo de cerca el riesgo de que estas liberaciones de metano puedan provocar alteraciones en cascada dentro de los sensibles ecosistemas marinos.
Aunque el mecanismo exacto que impulsa esta filtración antártica sigue bajo investigación, los expertos están estableciendo paralelismos con las observaciones en el Ártico. En esa región, las temperaturas más cálidas y el lento rebote del fondo marino posterior a la Edad de Hielo se han relacionado con la liberación subterránea de metano. Esta analogía plantea la inquietud de un circuito de retroalimentación que se auto-refuerza: el calentamiento acelera la liberación de metano, lo que a su vez intensifica el calentamiento global. Andrew Thurber, profesor de biología marina en la Universidad de California, Santa Bárbara, y coautor del estudio, calificó el metano que escapa como una “verdadera incógnita” que asciende por razones aún no completamente determinadas.
Thurber advirtió que las inmensas reservas de metano que yacen bajo las capas de hielo antárticas constituyen una vasta fuente de energía potencial. Si el planeta mantiene su tendencia al calentamiento, esta región podría dejar de ser meramente un sitio de investigación científica para convertirse en un foco principal de riesgo ambiental. Subrayó que, si bien el estudio científico es vital, una profunda deferencia por el poder latente de la situación debe guiar toda evaluación.
Contexto adicional de estudios relacionados sugiere que la estabilidad de estos hidratos de metano subacuáticos está directamente ligada a la temperatura del océano circundante; incluso aumentos menores y sostenidos pueden desestabilizar las estructuras de gas congelado. Las investigaciones sobre las tasas de disociación de hidratos indican que un calentamiento sostenido del agua de fondo de solo 1 a 2 grados Celsius en regiones específicas podría iniciar eventos de liberación significativos y a largo plazo. Este escenario es consistente con la “tasa sorprendente” observada en el Mar de Ross. Este hallazgo subraya la necesidad de una contabilidad global exhaustiva de estas fuentes recién activas para asegurar que el camino colectivo a seguir se base en los datos de observación más completos disponibles.